lunes, 23 de octubre de 2017

EL FONDO DE LA OLLA


EL FONDO DE LA OLLA









        Se dio de una manera fortuita: me arremolinaba entre recuerdos aciagos más el resabio que me ha dejado el acerbo de un puñado de sueños rotos. Una penumbra suavizaba el ámbito y me intentaba resanar el mal-estar, recordando algún anochecer inicuo, en tierras lejanas, en un cuarto que no era mío, y me decía para mis adentros: la oscuridad se asemeja, pero no es el mismo sitio y tampoco la circunstancia. Aún así, quería anestesiar aquel recuerdo y el vívido momento. Y de pronto ¡era yo! Me descubrí hundiendo y hurgando en la profundidad de lo más candente. Vi la gruesas lágrimas de un hombre que fue guapo, y que cuando se hizo viejo, no feo, pero sí viejo, prefirió morir de depresión, porque ya a nadie le importaba su ser; era viejo, ya a nadie le importaba su ser. La gente odia a los viejos. Vi, la oscura vida de una mujer de piel oscura que pareció alegre toda su vida, cantándole a la vida que "la negra tiene tumbao" y " que no hay que llorar, que la vida es una carnaval" y como una punzada de hielo en la sien me dio miedo y a la vez esperanza de que todo terminaría como ella, con cáncer en el cerebro, y entonces un fantasma ojete me decía "ríe, llora, que a cada quién se le llega su hora" y "ta ra ra ra rán, ta ra ra ra rán".
       Como un resorte me salí de ese agujero y me dispuse a plasmar todo, para que nadie lo leyera, y si lo leían, no lo entendieran, porque esta no es más que una crónica de "doña nadie". 
       ¡Para qué la vida! Así inició el día. Una mujer ataviada de rojo daba consejos para descubrir ¡ que coño está uno haciendo en esta vida del carajo ! Nada más para que en el transcurso no doliera como duele, aunque digan que vale la pena, una pena es pena y duele, pero dicen que vale, ¿ cuánto vale ? ¿ Tenemos para pagar ? No. Claro que no, la factura la pagamos todos, aunque no con dinero, se paga con lágrimas, con dolor, con miedo, con... con todo lo que afecta el estar vivo, los muertos no tienen deudas, al menos, eso creo, ¡qué jodidos estamos si aun muertos tuviésemos que pagar! Y eso sí que me quedó claro alguna sórdida tarde que volví a mi cueva y me enteré lo que hacía unos meses - al calor de la ira- sentencié a alguien: "Por ese lado de la ventana, llegarán los alaridos del viento anunciándome tu muerte". Un tipo me tranzó dinero, a pesar de haber tenido una vida de rey. Primogénito de un hombre acaudalado. Y sí. Llegó el silbido y el paisaje se pintó gris y se me saló el paladar y me brotó un sudor frío: ¡ está muerto ! ¿ Me oyes ? ¡Está muerto!
       Y me acordé del pasaje de la Biblia que dice: "Ahí será el lloro y el crujir de dientes" ¡Ah cómo pesa una sentencia de esa índole viéndola cumplida! Ahí estaba. Era el ataúd más ancho que hube visto en mi vida. No lo abrieron. Me lo imaginé ahí dentro, con su cara de muñeco de mejillas sonrosadas, sus caireles rubios, su panza protuberante, pero no, su hermano me dijo que no lucía así: 
" se ve triste " dijo. "No está en su mejor momento"
      ¿ Cómo puta madre no era su mejor momento ? ¡Estaba muerto!
     Y su viuda lo lloraba con devoción a pesar de que ahí se encontraban llorando quedito y escondidas en varios rincones las amantes que tuvo a granel el muy culero. Y su padre, antes de la ardua labor de sacarlo para llevarlo a la cremación, soltó un discurso cursi  con cenefas bordadas de ironía: 
     "Sé que mi hijo no fue bueno, sé, que muchos de ustedes están aquí, porque mi hijo les pidió dinero, y en vida se negó a pagarles. Yo tuve la culpa por haberle criado de uno modo muy consentidor. Me duele enterrar a mi hijo cuando debiera ser lo contrario, pero yo estoy aquí dando la cara por él... " Obviamente que descubrí en los ojos de muchos que se disfrazaron de dolientes cómo revivía la esperanza. Yo no, con sinceridad. Yo fui empujada por la culpa ¡ yo fui a pedirle perdón al muerto y en silencio le dije que le perdonaba la deuda a cambio de que me perdonara la sentencia! Y no escuché su respuesta. Y el diputado de pacotilla seguía con su discurso: " Yo, soy la voz del hoy aquí occiso, hablo por él y les digo que se va, se va para siempre, y le he obligado a cumplir como es debido, él no se esconde, ¡aquí lo tienen! ¡ Cóbrenle ! "
        Y ya no tuve agallas para ver cómo se dispersó el gentío de aquel apretujado lugar; fue el baño el único testigo de mis carcajadas apagadas mientras me apretaba la barriga. Salí cuando vi  a su hermano jalando  penosamente el estuche del difunto, sin ningún respeto, ya era preciso sacar eso, en calidad de bulto, de carga, ya era tiempo de deshacerse del "más cabrón", así escribió dando el aviso cuando tenía la congoja "ya se fue el más cabrón". Y vi cuando lo introdujeron en la carroza de su último viaje y el sabor y el olor a culpa seguían conmigo, y me puse de penitencia verlo alejarse y no quitar la vista de él, hasta que se convirtió en un punto lejano y desapareció para siempre y fue hasta ese entonces que sentí que estábamos mutuamente perdonados. Por eso digo, que los muertos no tienen deudas. Y volviendo a la quisquilla que me empujó a relatar esta fatuidad; vi los muebles antiguos de mi casa, que según los que saben, "valen mucho" y a la vez no valían nada, y me asomé a la heladera y vi mucha comida, pero no tenía apetito, y quise escuchar música pero me zumbaban los oídos, e intenté correr la cortina y la luz me hirió las retinas. Todo vale todo y nada vale nada ¿ verdad ? 
       ¿ Para qué la vida ? Tomé un poco de carmín y me lo unté pero no para verme atractiva, sino para combatir la resequedad que hacía que me ardieran los labios. Se me cerraban los ojos; pero nada me hacía dormir a manera de escapar de ese álgido momento. "Ríe, llora, que a cada quién se le llega su hora, ta ra ra rán, ta ra ra rán" seguía el fantasma con virulencia. ¿ Y si cayera como un bulto inerte ? Pero no. Me vi el maquillaje de los ojos corrido y se me acentuaron las ojeras y me vi más vieja de lo que soy, más, mucho más fea. ¿ Qué me vale madres ? No. No me vale madres. Una fotografía es todo esto, una fotografía grata, los ojos brillantes y una sonrisa maquillada, pero ¿ quién puede saber la verdad de todo ese foso profundo y candente ? Sólo yo. 
¿ Adivinas quien soy ? ¡Soy yo!
Atentamente: LA CUCHARA.

lunes, 18 de septiembre de 2017

UN DÍA ALECCIONADOR



UN DÍA ALECCIONADOR 

Se acordaba de que ellos eran carne, un soplo que pasa y no vuelve.
Salmo 78-79
La Biblia





         Fue un día caluroso. Pasaba el mediodía y yo seguía en la cama. Descansé bien y me estuve entreteniendo viendo dos que tres chismes por el Facebook, muy cómoda con el aire acondicionado prendido. Me sacó de ese cavilar mi esposo, cuando me dijo que el almuerzo estaba servido: Un delicioso plato de mole poblano, arroz y pollo. Fue una comida bien conversada con mi marido. Me volví a la recámara e hice unas cuantas llamadas a Televisa, al sindicato de actores y a un músico. 
            Tenía como un resabio ligero al ver tanto mensajes privados que recibí, y que por supuesto ignoré, de felicitaciones, invitaciones a comer, propuestas matrimoniales, obscenidades, insultos, descalificaciones y más... me preguntaba cómo puede la gente usar su tiempo en semejantes estupideces. Fue por un vídeo que no me llevó ni diez minutos hacerlo. Traía puesto un leotardo y unas mallas que usé para un casting de un infomercial anunciando un aparato para hacer abdominales. Muy probablemente sí quedé seleccionada. Todo parece indicar que sí. El presupuesto es regular. Y volviendo al vídeo, le dije a mi esposo que sostuviera la cámara y me tomara diciendo unas cosas que aparentemente me hicieron enojar mucho, muchísimo... apenas si vi un vídeo ( que ya no pude encontrar por la renovación de nuevas noticias, chismes, etc ) de una persona que se burla de una mujer gorda, y decía que ésta mujer era un asco, que él era mejor, y hacía chasquidos desagradables al momento que comía y presumía lo saludable que era. En fin, de ahí me nació la idea de "contestarle" a este personaje y le envié el vídeo a una página de noticias de Internet que se llama "la neta noticias". Lo envié con un sello de agua y el señor que no me quiso dar su nombre me dijo,  que me daba 6000 mil pesos por el vídeo y que le autorizara subirlo a su página de "noticias". El dinero llegó a mi cuenta en menos de una hora ya andaba el vídeo circulando por Facebook, mientras que el que yo puse, ( el mismo ) ya llevaba 30 mil reproducciones. ¿ Una hora y 30 mil reproducciones ? Mi esposo arqueó las cejas. Una señora que hace dos semanas me pidió apoyara a su hijo a darle 100 mil reproducciones por su primer vídeoclip, me llevó una semana, una semana de 8 días. Me dio 300 dólares. Y recibí una penalización de parte de Facebook, de no "compartir" ninguna publicación en ningún grupo o comunidad hasta el 29 de Septiembre. Fui acusada de "spam", yo entiendo esto como basura, y la restricción decía así: "A nadie le gusta el spam, por ello, estás penalizada hasta el 29 de Septiembre".
         Con todo y la penalización mi vídeo ha sido compartido 155 veces y ya lleva más de 90 mil reproducciones, en menos de 24 horas. En fin que, todo el Domingo me la pasé estudiando Francés, arreglando mi ropa y haciendo los planes de este Lunes aleccionador. Me relajé viendo una película que me encanta: La joven con el arete de perla; y es sobre el retrato de Johannes Vermeer (1632-1675) y se cree es una historia no tan pegada a la realidad, pero magníficamente interpretada por los actores. Sobre todo la actriz británica Scarlet Johansson. Cuando la película terminó y revisé que la cocina estuviera perfectamente limpia de todo a todo ( es una especie de vicio, me dan nervios si no está todo en orden, estufa, gabinetes, y piso deslumbrante ) no me siento tranquila. Con esa tranquilidad hice un boceto de la "niña del turbante" o "La mona lisa holandesa". Me asomé al Facebook y vi que el vídeo ya casi llegaba al millón de reproducciones, sí, el vídeo absurdo, donde digo sandez y media, con el leotardo negro, presumiendo a que mis 54 años me veo sensacional. Y vi infinidad de peticiones de "amistad" y seguían los insultos a mi persona. Creo que me dormí temprano, y noté que sólo tenía una sola pastilla para dormir. Tengo el hábito. Así que el plan para hoy Lunes, era ir con la más reciente doctora que cobra 40 pesos la consulta y ya, ¿ Sí ? ¡ Pues no !
          Me fui a ese consultorio que fue un oasis entrar en éste, limpio, fresco, el piso brillantemente pulcro y la mujer que atiende me preguntó que si era la primer vez que iba, y le dije que no, que de hecho, tenían hecho un expediente. Descubrí la faramalla. No buscó ningún expediente. Me pesó, me midió y mientras me tomaba los signos vitales yo estaba ya de un humor hecho boñiga. El peso que me había dado la vez anterior tenía una diferencia de 5 kilos más. ¡Se acababa el mundo por amor a Dios! Quería correr, tras que me viera la doctora y me diera la receta de las pastillitas de dormir, y medirme el vestido que es el chismoso; el que me dirá la verdad si estoy arriba de mi talla o mi peso. ¡Qué angustia!
           Era otra doctora quien estaba a cargo. Una joven hermosa con una cabellera tupida de caireles como resortes hecho adrede. Me dijo que no me daría la receta. Que ignoraba el bajo criterio de la otra doctora, que no era ético, que ... ¡ Basta ! No sé por qué no le dije que se fuera a chingar a su madre, así con este vocabulario. Me levanté de mi asiento y le dije: No me parece tan ético, que para que me demuestre que usted tiene mucha ética, demerite el trabajo de su colega, que la esté incluso denostando como médico. En fin que, ya entiendo por qué está usted aquí trabajando por 40 pesos la consulta, ella quizá ya esté en su propio consultorio. Me fui del lugar muy orgullosa de no perder la cabeza y los ojos desorbitados de la joven médico. Era morena y aun así la vi palidecer. Se sostuvo de la mujer que atiende en la entrada y ya no me importó. La clínica donde siempre, sí, siempre me atienden no está lejos. Fue la avaricia lo que me llevó al consultorio barato. Mi médico de siempre cobra 150 pesos. Respiré profundo e intenté calmarme. Sentía calambres en la piernas, como hormigas corriendo por mis espinillas. Nervios. Cada vez se hacía más largo el camino a casa. Cada ves se alejaban más los pendientes, el envío de material a las agencias de casting de actores, de reponer los anuncios del show, de arreglarme un poco ¡ de medirme el vestido que me dirá si de verdad estoy tan gorda ! ¡Cuanto frivolidad!
        Llegué a la clínica y vi el consultorio del médico Nerio cerrado, y aunque la recepcionista me cobró y atendió, supuse que el doctor había ido a comer. Así fue en efecto. Una pequeña espera. De pronto vi al médico Gonzalo, el dueño de la clínica. Hacía años que no lo veía. Un hombre que medró mucho su fortuna no sólo con la clínica, también es dueño de un hotel y un restaurante en Silao Guanajuato. 
             ¡ Estás igualita ! Me dijo el médico Gonzalo, ¡Qué igualita! Que este hombre me conoció tan flaca, y no supo que me hicieron una histerectomía total y subí no sé cuantos kilos, que me alteré tanto que estuve en un psiquiátrico debido al desequilibrio hormonal, y que me fui a USA y que me dio el "homesickness" y que volví a bajar, y bueno... De repente llegó el doctor Nerio a quien apenas pude rozar su mano y le vi una camisa lila, sí, se le veía bien. El doctor Nerio tiene un tipo interesante, no obstante que es de Chiapas, siempre le digo, que si alguna vez requieren actores de tipo libanés o de Oriente Medio le voy a avisar. Sólo se ríe. Y suele decir que por eso no va a Estados Unidos, lo acusaría de terrorista. Sólo dijo, "atiendo esta emergencia y regreso". La emergencia duró más de una hora. El doctor Gonzalo atendió a sus pacientes, yo moría de calor. Me conecté a la Internet y mi vídeo llevaba casi 80 mil reproducciones, el de "la neta noticias" más del millón. Mas de dos mil comentarios, sabrá Dios que dicen, yo no leo esa ¿ basura ? Sí. Basura.
                 Vi a unos jóvenes afligidos, ella, de jeans, delgada, despeinada. Él, parecía el menor, más tranquilo. Eran los hijos de la mujer de emergencia. Regresa el doctor Nerio y me hace pasar. Quería desahogarme con él, que la clínica de 40 pesos, que me sentía orgullosa de no haber sido grosera, que... ¡ Doctor, doctor !  Una enfermera corriendo. Corre el doctor. 
                      La película que pasaban en el televisor de la sala de espera era "Troya". Me encantaron los movimiento ligero de Brad Pitt y me acordé que quiero estudiar "Pole Dance". Tengo 54 años y me siento con muchísima energía. Bailo mucho. Camino mucho. Leo mucho. Escribo algo, quizá mucho y quizá malo. Pero esa distracción duró poco cuando vi que el reloj daba las 5 y media de la tarde. Y me regresó el trauma y me regresó la ansiedad del peso, la masa corporal, la grasa, y todo. Me acerqué a los muchachos afligidos, y aunque ya el doctor Nerio a prisa alcanzó a decirme: "Va a morir, es una mujer joven, como usted, pero ella va a morir. Lo malo es que difícilmente me equivoco", yo les pregunté qué había sucedido, a fin de infundirles algún tipo de ánimo. También se cuchicheaba en los pasillos que había sido dada de alta en el IMSS, y que creían que era algo en el hígado, pero Nerio presumía que era el páncreas, y ya que estaba casi en coma. Los muchachos contaban y recontaban los billetes de 500 pesos una otra vez, como si al barajarlos, un polvo mágico de fe les convertía a más. En la desesperación de ver a su madre muy grave, pidieron un taxi y la metieron a la primer clínica que vieron. 
        "Va a morir, es una mujer joven, como usted, pero ella va a morir. Lo malo es que difícilmente me equivoco" Me acordé de lo que dijo Nerio y se me saló el paladar. No me atreví a decirles que mejor guardaran el dinero para los gastos funerarios; parecía que era por demás gastar en estudios. Yo no tenía ningún derecho de asesinarles la fe. Además, siempre dicen que la esperanza es lo último que muere, pero recién leí que la esperanza ni muere nunca. Nos morimos nosotros. La esperanza no. En la Iglesia católica, en las misas de difuntos, los sacerdotes suelen decir: "acuérdate de tu hijo, que se durmió con la esperanza de la resurreción... " y luego me queda claro que los muertos se van muy esperanzados. Me imaginé alguna escena en donde yo sería como la joven y pensé en la luces, las cámaras y me fue fácil llorar, como el estúpido vídeo que hice antes de salir de casa, donde "lloré porque se terminó la serie de Lupita D'Alessio". Dentro de mis disciplinas como artistas, así como practico las canciones, practico el llanto, que es el que más se me complica. Las emociones salen, el llanto, cada vez es más fácil. ¿ Llorar por la serie Lupita D'Alessio ? Bueno, las lágrimas salieron. Apenas me cabe en la cabeza, cómo 2 mil personas puedan ver un vídeo tan estúpido de mi práctica del llanto, apenas si lo entiendo, viviendo lo que estaba viviendo. De pronto, otra vez las correndillas, los susurros ya no lo eran tanto. La tensión se podía tocar. Algo abrumador hacía sudar las paredes. Ahí no cobran 40 pesos, pero no hay aire acondicionado. Abrieron una puerta que da hacia el estacionamiento y un aire esperanzador nos dio un alivio a todos, eso creo. Vi salir a un médico y luego a una enfermera. Sólo hizo un además llamando a los jóvenes. Vi al doctor Gonzalo y le rogué que me diera la receta de las pastillitas de dormir. Y me pasó a su consultorio. "Ya murió" dijo. Como si nada. Ya murió. Sacó su recetario y me preguntó el nombre del medicamento y no se inmutó al ver mis gruesas lágrimas al tiempo que le decía yo: "tenía 54 años como yo doctor". 
          ¿ 54 años le pongo a la receta ? Sí. Le dije. Y lo vi tan humano, tan normal, tan como la gente en la calle, a sabiendas que van a morir algún día, pero a la vez tan desenfadados. Me extendió la receta y vi pasar a Nerio bañado en sudor. Le hablé de mi miedo y me dijo que luego; que en verdad estaba muy ocupado. Estaban buscando la bolsa de plástico para meter el ¡cadáver! 
                Ya para qué escribo sobre el acerbo de mi camino a la farmacia, justo pegada al consultorio de 40 pesos. Tenía pavor cruzar las calles. Y pensé en el nulo acervo de la gente que se pone a ver vídeos tan estúpidos como el mío, como el del tipo que habló de la gorda, como el de los que envían mensajes privados, con cadenas de bendiciones, y todo lo nuevo que hube recibido por el vídeo estúpido. Y ya eran las ocho de la noche cuando apenas comí. Tuve que hacerlo y de muy buen talante. Y me di mi tiempo y saboreé cada bocado. Sí me medí el vestido "chismoso" y me queda perfecto. Y me puse escribir sobre este día Lunes tan aleccionador. Brincándome la idea, como un chillido de marrano en el rastro, cómo puede la gente usar su tiempo escudriñando entre la basura. Interrumpí mi escritura cuando el encargado de la limpieza gritó "¡la basura!". Ese escuálido joven que a todos nos hace correr, y que nos tiene del cogote si no se le paga lo que pide, si no se le dan su vacaciones... ¡lo necesitamos tanto! Nadie quiere la basura, aunque todos la generamos. ¿ Nadie quiere la basura ? Hay muchos tipos de basura: orgánica, inorgánica, tóxica, visual, auditiva, etc. 
         Más de un millón de reproducciones de un vídeo estúpido que para mí es basura, más de 70 peticiones de mensajes personales que he rechazado, no me interesan esas opiniones de gente que escribe "cajón" con "G". Pero eso sí, Facebook me ha penalizado diciendo:
"A nadie le gusta el spam, por ello, estás penalizada hasta el 29 de Septiembre".
        Concluyendo, ¡ A vivir ! Haciendo lo que uno más ame hacer. Si te gusta vivir de la basura, es un muy buen negocio.
 ¿A nadie le gusta el spam ? ¿ A nadie le gusta la basura ? 
   A VIVIR MI GENTE, A VIVIR.

viernes, 21 de julio de 2017

ODA A LA IGNORANCIA

ODA A LA IGNORANCIA









     Ante cualquier acontecimiento, mi objetivo es crear, y crear. Sacar el jugo, lo sabroso de la vida, y sólo si son nutritivas y sabrosas las cáscaras de aquellas frutas jugosas, me las como, si no ¡ a la basura ! Y creo que esta vez, son basura orgánica, como el estiércol. La boñiga sirve para muchas cosas: se puede forrar un jacal para tapar las rendijas entre los tablones, o sirve para vitaminar la tierra y alimentar una buena planta, o un árbol. Hay lugares donde las bostas de boñiga se queman para envenenar a los insectos y que no molesten a la gente de bien.
        Esta vez mi relato será así, un tanto rebuscado el léxico, y aunque mi estado de ánimo es calmo, es menester que diga, que tuve dos días de mal dormir y muchas lágrimas. ¡Me dijeron loca! ¡Por ser artista me dijeron loca! Y es que alguna vez leí que cuando la mentalidad "humana" tiene un IQ por debajo de lo normal y se enfrenta con un genio, ante lo inexplicable, agrede, empuja, intenta lastimar, y al final levantan el dedo y señalan ¡el loco! Como la canción del señor Cortés de aquel que señalaron de loco, a aquel que construía castillos en el aire y por abrir ventanas fabulosas. ¡Que bella es la locura! Si esa locura es para hacer nacer flores aromáticas en el asfalto, creer como cuando eres niño, que con amarrarte una toalla al cuello, tienes la capacidad de volar. 
           Lo peor del asunto es que aquellos que me dijeron ¡Loca! ¡Sicótica! ¡Nosotros somos normales! Tienen un profundo de deseo de estar en los escenarios, cantando, bailando, uno de ellos, siendo varón, travestirse de mujeres admirables y brillar. Pero imagino que como son "normales" no tienen la capacidad para brillar con esa luz que solo brota cuando irradias una loca felicidad; probablemente estarán buscando una conexión para ponerse quizá un foco en la boca y meterse la corriente eléctrica por el culo. Algo así. Ya que, al ser lerdos para soñar y están en una búsqueda frenética de brillar, y al carecer de luz, es la única forma que se me ocurre que busquen ese fulgor que los locos tenemos. Los locos entramos a un cuarto y lo iluminamos con nuestra sonrisa. Tan sólo con nuestro ser. ¡Somos artistas !
            Viendo un "film" con Al Pacino que en español se titula "En el ocaso de mi vida" como si yo hubiese lanzado una petición de respuesta al Universo en medio de mi llanto doloroso y estúpido. 
            ¿ Yo ? ¿Llorar porque me dijeron loca ? Vaya que si la estupidez es altamente contagiosa. Cuando veas un monumento al "pendejismo" que habla y se mueve como un ser humano ¡corre! ¡huye! eso es altamente contagioso. Volviendo al "film" de Al Pacino, se conmovió hasta la lágrimas que cansado de actuar en el proscenio, ante un público indiferente, no queda claro si perdió el sentido o simplemente se dejó caer cuan largo (corto que es Al Pacino) en el foso. Sólo entonces el público alzó la vista, bueno, la bajó, para ver al actor derrumbado y sobre su espalda se leían los subtítulos: Hay una delgada línea entre la genialidad y la locura, yo he borrado esa línea. Esta frase la dijo un afamado pianista, actor, comediante, compositor, y que fue famoso tanto por su talento como por su carácter mordaz: Oscar Levanz. Si yo hubiese sido amiga de Oscar Levanz y hubiese estado sentado en mi sofá junto a mí, y mi hubiese visto llorar estúpidamente porque me dijeron loca una trío de pendejos frustrados, o bien, habría dicho alguna otra frase que me hubiese hecho carcajearme, o me habría dado una pescozada que me tendría viendo estrellas todavía. O de plano me habría recordado su célebre frase de "El mundo necesita más genios con humildad, hay tan pocos de nosotros" y habría rematado, " y ahora hay una menos " y entonces el trío de pendejos frustrados se habría vuelto un cuarteto. Por fortuna, ya todo está superado.
          Obviamente este escrito aquella fauna que dice que quiere estar en un escenario y brillar y sabrá Dios que más desean hacer, jamás van a leer este escrito. No leen. Bueno sí. Leen los "estatus" de sus "amigos" de Facebook y... ¡creo que nada más. Y si se diera el milagro que se asomaran e intentaran leer estas líneas, no las entenderían, cierto que aparentemente hablan castellano, pero, no las entenderían. Creerían que boñiga es algo muy importante, o no, ignoran total y absolutamente que boñiga es mierda. Y que ellos son eso: mierda. Y ese sería tan sólo un ejemplo. Ya que infinidad de veces me enviaron mensajes escritos y me decían: " es uste almirable senora ( la ñ en USA no la hay en los dispositivos móviles ) el gueves (jueves) es mi dia de deskanso la inbito (invito) a lonchar (desayunar) llo (yo) paso por uste en mi troca (camioneta) y le doi (doy) el rai ( ride en Inglés, o viaje en su vehículo ) y quiero de kondision (condición) que me aga (haga) request (solicitud) en Facebook con su amigo el famozo (famoso)" Omitiré el nombre de mi compañero el famoso, y de paso les comento, que soy amiga de varios actores, actrices y cantantes famosos, con talento y demás. Así me la viví un año en USA. Según yo fui para practicar mi Inglés aprendido aquí en academias baratas; yo me apliqué personalmente ( aún lo hago) pensando en Inglés, y no pierdo la oportunidad de hablarlo con quien sé que sabe. Frustrada. Cuando vienen "gringos" acá, ellos quieren practicar su español y entonces las conversaciones rayan en algo hilarante: el "gringo" hablando español y la mexicana Inglés. Y así ha seguido sucediendo. Volviendo a mi Inglés en USA nunca lo pude usar, ya que la mayor parte del tiempo la pasé con hispanos que no quieren hablar Inglés excepto lo escencial. Lo que sí, aprendí otro lenguaje: "troca" "parqueo" "aseguranza" "cora" y vaya, no terminaría. La palabra "cora" era la que más me exasperaba. No. Era la palabra "aseguranza" que como no existe, no sé si es con "s" o con "z". De hecho con "s" o con "z" está mal escrita porque sencillamente no existe. Es una mutación, no sé si así de decirlo, de la palabra en Inglés "insurance" (seguro) que ellos la transformaron en "aseguranza" o la "cora" es un "quarter" (25 centavos de dólar) que al no querer pronunciarla tal cual la pronuncian los estadounidenses, ellos le dicen "cora". el "eskechu" fue el que no me exasperó pero me hizo reír cuando caí en la cuenta que se trataba de "schedule" (programación u horario de sus días laborables) y bueno, repito, sería interminable. Tan demandante yo con mi castellano, procuré entenderles, pero jamás quise hablar así.
      Como una mujer con estudios y preparación, aquí lo que puse en práctica, porque vaya que lo necesitaba, era la tolerancia. Y me gustaron los resultados. A nadie le dio mejor beneficio que a mí misma. También mejoró mi actitud y mi disciplina en todos los aspectos. En donde más se reflejó fue en mi hábitos alimenticios: perdí peso. Dejé de tomar pastillas para la gastritis y no volví a sentir dolores en el colon. Tomaba pastillas para dormir, dos, ahora, sólo necesito la mitad de una. Y ahí la llevamos. 
      Hubo una sola cosa que por más que intenté, no pude entender, y vaya que si ponía atención para ser siempre, como la persona demandante que soy, la mejor. Limpiaba casas. Me fascinaba limpiar esas cocinas enormes o los baños. Casi siempre estaban limpios. Me dieron siempre la impresión que se afanaban limpiando una noche antes porque al día siguiente llegaría el servicio de " house cleaning " y ¡que van a pensar! Eso ya es un chascarrillo mío. Las casas más sucias que vi, ( no las limpié, fui como invitada o pasé a alguna a comprar tamales y toda esa comida mexicana deliciosa ) fueron las de los hispanos. Esa gente que arriesgó su vida, que quizá cruzó mi país, y fueron víctimas de los abusivos y corruptos agentes de migración de mi país ( hay que aceptar esa horrorosa realidad ) y mis paisanos, que se adentraron al desierto y temerariamente retaron el calor, las serpientes, el también odioso servicio de migración y sabrá Dios que cosas más, para llegar a ese país y tener una "vida mejor". No existe. Viven igual o peor. Se odian entre sí. En cuanto llega un hispano no le dan la bienvenida: lo insultan, lo amenazan, lo agreden, le meten el pie para que se caiga, si este hispano supera la "cruel iniciación" de ilegal en USA ¿ que creen ? se vuelve igual y por ello, cuando te ofenden sin un ápice de pena ni humanidad de dicen "Sólo te trato como yo fui tratado, sólo quiero que sufras al menos, la mitad de lo que yo sufrí" ¡Cuanta bonhomía! "nada más la mitad". Y volviendo al asunto de limpiar casas de "gringos" era que mis compañeras o mis empleadoras me decían: "ponga a remojar los desos, me pasa la desa y vaya a la troca y me trae el dese". Yo, siempre me quedé como petrificada, clavada en mi sitio y ni siquiera intentaba entender que eran "los desos" y "y el dese". Me gritaron: ¿ Es que usted que se cree ? Hace rato le pedí que pusiera a remojar los desos, que me pase la desa y que vaya a la troca y me trae el dese ! ¿ Es que no hablé en español ? ¿ O se lo digo en Inglés ? Alguna ves sí le dije a mi empleadora que me lo dijera en Inglés y hasta ese entonces entendí: wet the stove´s burners, go to the van and bring me the bucket and give me the mop. ( Remoja las hornillas de la estufa, ve a la camioneta y trae una cubeta y pásame el trapeador ) Y mi empleadora, aunque grosera y ojete como la mayoría de hispanos que traté allá, vaya que si estaba empeñada en hablar bien Inglés y obtuvo su ciudadanía estadounidense, ya que, siempre dijo odiar a los mexicanos por indios. (Ella lo decía, nacida en Chihuahua, México )
         ¿ Por qué se regodean en la poltrona de la mediocridad y les provoca tal hilaridad que no han medrado como los indigentes y se hacen los orgullos con hidalguía ? ¡Entren peregrinos! ¡No los conocía! Recuerdo que esto escribí en estado de Facebook y etiqueté a mi ultimo empleador, que, para no pagarme, me decía que su revista de anuncios de tiendas hispanas estaba quebrada, que hacía concursos de belleza y de talento ( que aunque no había, ahí les hacían creer que sí para poder cobrarles 100 dólares y prestarles un escaparate para soñar ) pero que nada de esto les dejaba ganancia monetaria alguna. ¿ Son o no son ojetes ? También recuerdo que me dieron las gracias, porque dijeron, mi empleador y su "socio" "amigo" o quizá era su amante, allá se estila mucho eso, no tiene nada de malo, lo extraño es que lo escondan, que nunca antes les habían dedicado palabras tan hermosas. 
      Y ya para terminar con este relato para nadie, que no es más que una especie de vómito espiritual, y ya me relajaré y dormiré como un adulto sin conciencia; que no obstante que ayudé hasta el cansancio a ese trío ( no tiene nada que ver mi ultimo empleador ) de pendejos frustrados que me insultaron a través de las redes y que quisieron causar polémica para hacerse notar y lograr brillar a través de mi ira, y que, ¡cuanta candidez ! pensaron que llamaría a los medios de comunicación, Televisa que es la empresa para la que trabajo, para tratar de "arreglar" este chisme barato que podría hacerlos "famozos" como escriben ellos, se han ganado esta ODA A LA IGNORANCIA. ¡Salud!

sábado, 17 de junio de 2017

EL GEN DEL ESTUPRO


EL GEN DEL ESTUPRO
Al centro Liboria Molina (bisabuela) A la izquierda Mamá Nena (Abuela) El hombre que sonríe de sombrero es Bardomiano "EL GUAPO" ( mi abuelo)




      ¿ Que suerte he tenido de nacer ? Entonces es cuestión de suerte. Por hoy estoy aquí, haciendo mucho de todo y todo mal ¿ o bien ? No lo sé. Soy mala como jueza. Pero haciendo mucho de todo; y desde las cosas más nimias, y otras un tanto más rebuscadas, como escribir esto, por ejemplo. Sí. Me increpó el pensamiento mientras sacudía el biombo de la chimenea eléctrica y algunas piezas de porcelana. La historia la recordé hace dos semanas, contándola a un cubano talentoso y "suertudo" ya que estamos mencionando a la suerte, y hoy, he decidido que donde estoy yo, está la suerte, la buena, por supuesto. De esas veces que te sientes feliz, y no sabes por qué. Y es tanta la felicidad que me ha empalagado y ahora mi alma me pide un poco amargue el dulce de una tarde sin sobresaltos, con muchos elogios; y acostumbrada más a las malas que a las buenas, quise plasmar esto y no tal y como sucedió, pero sí la parte medular de esto: Porqué estoy aquí. Para qué no sé, o mejor decir, cómo fue que llegué hasta aquí.

      Se llamaba Cruz Domínguez. Quién sabe dónde nació y ni quienes eran sus padres. Yo no lo supe. Sólo supe que era un hombre adinerado, nadie me dijo si era buen mozo, o si tenía cualidades para algo en particular. De seguro sí montaba a caballo, pero no sé si fue buen jinete, buen administrador de su dinero, lo que sí se, es que fue una buen hijo de la chingada, un culero, un violador, un desgraciado, un ser deleznable, pero gracias a él, yo estoy aquí. Irónico ¿ no ?
          Liboria Molina, tendría apenas pasados los diez años de edad. Vivía en una choza con tejado de hojas  de palmera. Su piso era de tierra y lo mantenía impecable, golpeando dicha tierra y manteniéndola un poco húmeda. También estaban limpios y en orden sus trastos de cocina. Su ropa en un baúl con hojas de albahaca para que no se le penetrara el olor de la humedad y si las cosas andaban bien, hasta bolitas de naftalina para preservar las prendas y no fueran tragadas por la polilla. El fogón, el fogón que usaba todo el tiempo, también estaba pulcro. Recién emparejado el barro y bien talladas las piedras del tizne. Quién sabe para qué afanarse tanto en ello, ya que, a los cinco minutos de limpio, había que poner leña de nuevo y vuelta a empezar. Pero así era la rutina de una niña como Liboria; quien apenas suspiraba recordando cuando a su madre Antonia Torres le platicaba cómo fue  escondida en cuevas, junto con otras jóvenes retrecheras para no ser raptadas por los revolucionarios que cruzaban por aquellos lares. Revolucionarios o quizá no. Fueron tiempos de mucha confusión. En aquellas turbas, quizá usaron eso como pretexto para ejercer como cuatreros y asaltar a quien encontraban a su paso, o a quien se dejara. Liboria hablaba poco de aquellas pláticas de su madre o bien, no tenían para ella tanta importancia, y lo más seguro, es que apenas le quedaba tiempo para pensar con aquellas tareas bárbaras del día a día, y sólo era para vivir, para poder seguir existiendo como ella existió, hasta pasados los cien años. Absolutamente analfabeta.
      Una tarde aparentemente tranquila su madre Antonia fue a lavar al río. Todas las mujeres tenían que hacer eso. En ese poblado nadie contaba con agua potable en su casa. En una hacienda cercana al pueblo sí, ahí tenían sus propias piletas de agua que eran llenadas, precisamente desde el río de ese pueblo de enormes paredes. Enormes paredes que eran cuatro gigantes barrancos y justo al fondo de estos, yacía el pueblo, o bien, intentaba yacer, o bien, ahí estaba y ya. En aquella hacienda vivía don Cruz Domínguez. No se sabe a qué bajó a aquel pueblo de indios pobres. Quizá tenía peones viviendo ahí, o no se sabe. Quizá ya tenía la negra intención tatuada en el alma. Llegó al jacal de Liboria y sin más le pidió un jarrito lleno de agua. La niña se lo dio. En aquellos pueblos y por esos tiempos, era considerado una falta grave, una enorme e imperdonable ofensa a Dios si se le negaba un vaso de agua a alguien, así fuera una forastero. Liboria vio como el hombre tomó el agua y se metió al jacal sin permiso. Ella no dijo jamás si tuvo miedo o no. Sólo llegó a contarnos que el señor le dijo ¿ Tú no sabes quien soy yo? Y ella sólo atinó a decir: No.

      El nombre del padre de Liboria no lo conozco y quizá debiera, pero no es que no lo recuerde, es que no lo conozco. Ese señor, fue la burla de todo el pueblo cuando en la cantina los hombres se mofaron de él diciendo que si pondría una lechería en su casa. Él hombre no entendía nada. Los hombres borrachos se referían sin piedad a que tanto Antonia Torres como Liboria estaban embarazadas. La hija y la esposa. El padre de Liboria no lo sabía, la madre de Liboria no lo sabía, ni la misma Liboria. El pueblo entero sí.
       ¿ Cómo iba a saber Liboria lo que era un embarazo si no tenía la más puta idea de lo que era la menstruación ?
         Por aquellos tiempos y en aquellos lares no se usaba que las niñas supieran de eso hasta que llegara esa tormenta roja y esa angustia y ese miedo, y la castrante idea de que iban a morir desangradas, y después de una madriza que recibían tanto de su madre y también de su padre y si tenía hermanos varones también, tenía la mujer que tolerar las burlas de que no morirían desangradas. Que eso, era algo asquerosamente normal y que le sucedería mes a mes y ya. Lo del embarazo sería otro sobresalto y otra angustiosa verdad que sabrá Dios cómo les era revelado. Mi madre me ha contado que del embarazo de su primer hijo, es decir, mi hermano mayor, no sabía como él nacería. Sabía como fue concebido, pero no tenía idea cómo le haría para nacer. Había mujeres que le decían que el niño nacería por donde entró, pero a mi madre le parecía algo demencial, cruel, doloroso, no, no podía ser cierto. ¡Pobre madre! Era y es cierto. Muy violentamente cierto. Y así mientras tanto, Liboria, que ignoraba mucho de lo terrible que era ser mujer, tampoco sabía que aquella siniestra tarde en que el hombre se abalanzó sobre ella y le desgarró la virtud con un zarpazo de su viril ¿ hombría ? bueno, lo que sea, le había dejado para siempre la simiente de mi abuela. Es decir, el primer óvulo que tuvo a bien caminar por la trompa de falopio de mi bisabuela Liboria, fue fecundado por el espermatozoide del lúbrico ser que se acercó a su jacal a pedirle un jarrito con agua para saciar su sed y de paso saciar su instinto de bestia y animal salvaje. 
      Es la fecha en que si mi bisabuela Liboria viviera, aun así no entendería eso de los óvulos y espermatozoides y semen ni nada. Al semen le decían "mocos". Y una mujer que estaba preñada sin estar casada, era señalada como una casquivana, una desvergonzada y una puta. Así le reclamó mi tatarabuelo y de peor tamaño fue la golpiza y los escupitajos a su existencia. Y fue lanzada a la calle.
      Poco o nada sé, de cómo sobrevivió mi bisabuela a aquella aciaga temporada de gestación. Entre tanta ignorancia y gente salvaje, también había gente buena. Quizá alguien se compadeció de ella y total, que nació mi abuela. María Magdalena fue su nombre. Acaso muchos creerán que le bautizaron con el nombre de una "pecadora". La puta más famosa de la historia yo creo. Pero no, es que en el santoral apareció ese nombre. Si hubiese nacido un veinte de noviembre, le habrían puesto "anivdelarev"; "Aniversario de la Revolución". Por aquellos tiempos y en aquellos lares seguían a pie juntillas esa costumbre de respetar los nombres que venían en el santoral o el calendario. Mi madre es el día, la  hora y la fecha que se duele de su nombre. Se llama Pompilia. Así lo leyeron en el calendario. No por nada, la fatídica tarde en que falleció su madrina de bautizo, ésta recibió no lágrimas de sufrimiento por su partida de este mundo, si no  sendas mentadas de madre y actos peores de irreverencia; sin importarle a mi madre las miradas de reproche de familiares y vecinos. A lo que mi madre decía: ¡ Es que por qué me puso Pompilia la muy hija de la chingada ! ¡ Pobre madre ! Es la hora, el día y la fecha que hasta a mí me da vergüenza decir que mi madre tiene ese nombre, pero nada podemos hacer al respecto. Y vaya que ha sido fuerte, no por nada, cada que yo le preguntaba a mi madre, por qué mi abuelo era calvo, ella respondía con un dejo de ironía: "Es que se le acabó el cabello de tanto pensar qué puto nombre me pondría, por eso quedó pelón" Mi abuelo, ya por esos tiempos lo tomaba con mucho sentido del humor, ya por aquellos tiempos, a la sazón de conocer mucho de la vida, los hombres se vuelven sabios y felices. Mi abuelo era sabio y era feliz. Aun lo amo. Existe en una lucecita que tengo en un rincón especial de mi alma, siempre encendida, ahí habita, ya no tan humano, más bueno que los humanos pero no más bueno que Dios. 


      Y luego, con total y absoluta impunidad la vida de don Cruz Domínguez siguió tan imperturbable ya que, si su mujer se enteró que procreó una hija por aquel moridero de pobres del rancho abajo de la hacienda, se tuvo que atragantar la ira o quizá se alegró. Eso tampoco lo sé. Sólo sé, que a partir de esa sangre de ricos hacendados de piel blanca y ojos azules como cuentas de vidrio, de ahí vengo yo. Son tan tacaños que ni eso le dio por heredad a mi abuela, Mi abuela nació prieta y con "ojos de ratón". Muy parecida mi Mamita Libo. Desde que tengo recuerdos, recuerdo haberle dicho así a Liboria, Mamita, y todos en el pueblo así la nombraban por las fechas en que yo tendría quizá 7 u 8 años de edad. A mi abuela María Magdalena le llamaban Tía Madalena. Y finalmente, todos le decían Mamá Nena. Sólo nosotros sus nietos y hasta mi madre le llegamos a decir "La Tulipana", sobrenombre que le puso mi abuelo, una tarde en que fue con mis primas a una ciudad cerca del puerto. Las primas quisieron aprovechar que una escuela de "Cultoras de Belleza" harían, para practicar, cortes de cabello y tintura gratis. A mi abuela no sólo tuvieron la osadía de cortarle su enorme trenza de cabellos delgados y canosos, y dejarle el cabello tan corto que apenas le rozaba el mentón  ( he interrumpido el escrito porque la risa no me permite continuar ) sino que le aplicaron un tinte rojo, como escarlata. Me cuentan que mi abuelo divisó desde su hamaca, la turba de mujeres riendo - mis primas, mi tía y mi abuela - por los cabellos cortos y rojos de mi abuela. Y cuando al fin llegaron él sólo atinó a decirle: "Ahora eres la tulipana". Es la hora y el día que recuerdo ese "look" de mi abuela con mucha hilaridad. "La Tulipana" que no se enojó ni en aquel momento, ni las veces que le recordábamos el episodio y le decíamos "Tulipana". Se reía como si nada y mostraba su boca sin dientes. Repito que a la sazón de haber vivido tanto, hay gente que se vuelve sabia y feliz. También mi abuela vive como una estrellita que he colocado en una esquinita, donde palpita un ventrículo de mi corazón, para cuando bajo mi rostro para llorar, me recuerde, que a la sazón de haber vivido tanto, no hay más que ser sabio, y si no logro ser sabia, por lo menos, ser feliz. Mi abuela Mamá Nena, murió sin saber leer y escribir, pero sabia y feliz. Ya el tiempo, como siempre, se encargó de que sus finos y canosos cabellos crecieran y se fuera quedando en el olvido aquel episodio del tinte rojo escarlata, pero a mí, ni a mi madre y estoy segura que a mi hermanas y mi hermano menor que aun vive, no lo han olvidado. 
      Fue tal la nobleza de Mamá Nena, heredada estoy segura, solamente de mi bisabuela, es decir de Mamita, que se atrevía a pararse frente al fino caballo pura sangre de don Cruz, y hacerle una reverencia. Se dirigía a él con mucho respeto - no obstante que conocía cómo había sido concebida - y le decía: ¿ No me da usted la mano padre ? A lo que él le respondía: ¡ Dios te bendiga ! Y seguía muy orondo su camino en su caballo que vivía mucho mejor alimentado que mi Mama Nena y recibía mejores tratos, y tenía los mejores médicos y cuidados y lo mejor de muchas cosas. 
        Eso de "¿ no me da usted la mano ?" Mi madre me explicó que se trataba de una especie de ayuda. Los mexicanos solemos decir "echame la mano" como diciendo "ayúdame". Así que esa era la petición, "ayúdame padre, a que Dios me bendiga, ayúdame tú que eres más bueno que yo, ayúdame tú pidiendo al creador por mí que soy pobre, que soy cola, que soy nada"
       ¡Que chingue a toda su puta madre y cada vez que le palpite el corazón! Renegó mi madre la vez que le comenté al respecto. Yo era una niña demasiado niña para entender de mucho. ¿ Quién era ese hombre ? Ni siquiera lo recuerdo físicamente, recuerdo más al caballo, es verdad, lucía mejor el caballo. ¿ El ? Nada. El pelo del caballo era reluciente y el de mi abuela era opaco y escaso. El cabello del viejo ese no lo vi, llevaba un sombrero, probablemente muy fino y caro. También recuerdo la silla del caballo, era de piel, recuerdo las espuelas de oro de ese señor, y ya. Tengo como una nota musical ondulante el recuerdo de la cola del caballo y la espalda del ominoso ser que violó a Mamita, que tras bendecir a mi abuela con indiferencia, siguió su camino. Mi madre, con ese carácter tan amargo no lo perdonó jamás, a pesar de que, en efecto, si ese señor no hubiese violentado a Mamita, no habría nacido Mamá Nena y mi madre tampoco y por consiguiente, yo. ¡Vaya cosas!
        No olvido la retreta de maldiciones que le lanzó mi madre a su abuelo, sí, ese hombre era su abuelo y nada ni nada podía cambiar el hecho. Lo maldijo desde el estupro hasta la vez que le conté que mi abuela lo reverenció y ahí me enteré que mi abuela lo reverenciaba cada vez que fortuitamente lo encontraba en su camino. No lo buscaba. Jamás le pidió dinero, ni de él nació dárselo. Ignoro si le dio el apellido. Por aquellos tiempos y por aquellos lares en el Registro Civil se hacían pocas indagaciones. Mi abuela fue bautizada y civilmente registrada como María Magdalena Domínguez Molina, y el viejo Cruz lo sabía y no hizo reclamos ni nada por el estilo, y vaya que si pudo haberlo hecho. Con lo petulante y abusivo que era lo pudo hacer. No siento gratitud por este hecho. No siento nada. Sólo sé que no lo hizo. No hizo más daño, sólo el que hizo al principio. 
       También me enteré que mi madre jamás lo reverenció y que recibió tremendas tundas por parte de mi abuela, ya que, ese hombre era su abuelo, y aunque no se hubiese ganado su respeto, él se lo merecía. Mi madre jamás lo aceptó. Aunque le diesen mil tundas sin olvido, si se lo topaba lo ignoraba y o bien lo insultaba. El viejo Cruz jamás tomó represalias ante el comportamiento de mi madre, que, lo quisiera o no, era su nieta. De mis tíos, los otros hijos de mi abuelo ignoro cómo trataron al viejo Cruz Domínguez. 
         Mi abuela, cuando ya tuvo edad de merecer fue raptada por un hombre que a cultazados de carabina en la cara la despertaba cada vez que mi Mamá Nena, cansada por las bárbaras labores de una ama de casa, cabeceaba de sueño limpiando frijol o maíz. No duró mucho tiempo con ese señor. Mamita se las arregló para quitársela, a pesar que mi abuela llevaba en el vientre a mi tío, su primer hijo a quien bautizaron como Espiridión Utrera. Utrera era el apellido de otro hombre abusivo y ojete que le tocó trastocar la vida de mi morenita Mamá Nena. Después, y no se cómo, conoció a mi abuelo. Mi abuelo se llamaba Bardomiano, Bardomiano Rodríguez, y lo apodaban "El Guapo". La vez que alguien conocido mío de acá de la Ciudad de México, alguna vez que visité a mi abuelo que ya estaba invadido por el cáncer pero que él no lo sabía ni lo supo, le preguntó: "¿ A usted le dicen el guapo ?" A lo que mi abuelo respondió: Sí señor. Así me dicen. Volvieron a preguntar: ¿ Por qué le dicen "el guapo"? y mi abuelo respondió: "Es que quién sabe por qué, fíjese usted, yo siempre, siempre he sido muy guapo".
Con esa nimia respuesta dejó en su sitio a quien le cuestionó sobre su apodo. Apodo que no le puso nadie más que él mismo. Dicen que una tarde, borracho en la cantina dijo: A partir de hoy yo soy el guapo. Y todos le dijeron así. "Tío guapo". Mi abuelo, el sabio, el feliz, y el guapo. Repito, a la sazón de vivir tanto, hasta guapo te vuelves. El tiempo hace mella en los tontos. No en mi abuelo, al paso del tiempo, así lo lloraron muchos, y yo, porque se fue un 22 de Mayo "El Guapo" y canté con un nudo en la garganta tras sepultarlo y volar al club donde trabajaba: "Fina estampa, caballero de fina estampa, un lucero, que sonriera bajo un sombrero, si no sonriera, más hermoso ni más luciera caballero, y en tu andar reluce la acera, al andar y andar " Porque usaba sombrero de palma y también, como mi abuela, su sonrisa no tenía dientes, y se seguía viendo guapo. Y no había perla porque no había diente, pero su sonrisa podía darle luz a cualquier camino inundado de oscuridad. Era un caballero con una finísima estampa. Más que el señor que tenía más fina estampa su caballo que él. Nada que ver, mi abuelo siempre andaba en burra, y tenía más garbo que el adinerado don Cruz Dominguez.
          Y así las cosas, nació mi madre, que tuvo la idea fugarse con el que dice que es mi padre y después de mi hermano el mayor, que un cinco de Mayo de 2010 también se fue por aquellos lares donde anda mi abuelo, y después llegué yo. 
            Han transcurrido 54 años desde que llegué yo, y desempolvando fina porcelana de lladró, y haciendo tiempo para que me diera sueño, abrí el blog para contarle al mundo, o mejor dicho, a quien esté en el mundo y quiera o pueda darse el tiempo de leer estas letras engarzadas a manera de frases y enterarlos que yo, tengo el gen del estupro. Si Cruz Domínguez no hubiese irrumpido violentamente y ultrajar a Liboria Molina, hija de su padre que ignoro su nombre e hija de Antonia Torres para concebir de este abrupto modo a María Magdalena Domínguez, y esta a su vez, concebir a la morena de carácter disparejo y altanero que odia llamarse Pompilia, yo, no estaría aquí. Así que, gracias a todo ello, ¡que suerte he tenido que nacer! Ignorando si Mamita lloró lágrimas de ácido para desmadrar el camino de Cruz Domínguez, lascivo e hijo de su puta madre, a quien Mamá Nena, sin recibir un céntimo para su manutención, ella le reverenciaba pidiendo que abogara por ella ante Dios, ese abominable ser recibía la petición para abogar ante el el buen Dios por esa morenita que nació a través de la violencia, sin amor. Mamita Libo contaba esta historia de una manera apacible, y suave, sin un dejo de rencor ni nada. Respondía a cada pregunta que  le hacía, yo, con los ojos inundados de lágrimas y no sé si de pena o de rabia. Como no sé qué sentir ante don Cruz Dominguez, ese señor, que lo quiera yo o no, es mi tatarabuelo. Y sólo porque así se daban las cosas por aquellos lares y por aquellos tiempos, y es por ello que es el día y la hora que debo decir: ¡ Que suerte he tenido de nacer !

      

miércoles, 29 de marzo de 2017

Y EL LETRERO DICE "RETIRO ENVIDIAS"



Y EL LETRERO DICE: "RETIRO ENVIDIAS"

     Y a menudo, ya que vivo cerca de dos mercados principales, de las flores y de los yerberos, veo ese letrero "Se hacen limpias y retiro envidias".
       Alguna vez, por pura y simple diversión, crucé una cortina de terciopelo, con mugre crónica de todos aquellos que visitaban ese lugar de supuestos arcanos, que en bolas de cristal, con la barajas, y algunos, hasta lectura de agua en lebrillos improvisados te decían tu pasado, tu presente y tu futuro. Sabían, según ellos, cuántos cabellos tenías en la cabeza y el día, la hora, el momento exacto de tu muerte; pero, eran "tan profesionales" que se reservarían dicha cita, no fueras a caer muerto ahí por el impacto y entonces sucedería algo extraordinario: ¡Ya la cita era incorrecta ! Es decir, no morirías dentro de no sé cuantos años, en algún  sitio remoto, de una enfermedad que aun no se conoce por estos tiempos. En fin. ¡Arcanos!
      Desde que las envidias silenciosas se despertaron, ahora es malo, malísimo querer pasar no desapercibido. 
       ¡Que fea persona que eres tú! ¿Quieres ser famoso? ¡Oh por Dios! Eso es una grave ofensa para Dios. ¡Mjú! El ser más famoso, tanto como Jesucristo, ha sido tan celosa esta fama, que dicen los que saben, que el otrora exitoso grupo musical "the beatles" se cayeron de su pedestal cuando dijeron: "Somos más famosos que Jesucristo". Más adelante, gracias a las redes sociales y al Internet, me entero que esta frase no la dijo el cuarteto en total, sino que la dijo el hombre que fuera asesinado por su propio fan Mark David Chapman. Este hombre fue John Lennon, y del que jamás se escuchó disculpa pública alguna por haber dicho tal frase. Pero también afirman los fanáticos, que por eso murió John Lennon, es decir, si no decimos nada que ofenda a Dios, no moriremos jamás... ¡huy que miedo! ¿ Están listos judíos errantes para ver morir a millares de generaciones ? Concluyendo: Los "beatles" aun son recordados y sus canciones muy reconocidas y bellas la mayoría de ellas. 
      Si la fama es tan mala ¡Cristo no debiera ser tan conocido! ¡Quién como Cristo! ¿ Como pudo Shakira escribir en su canción "Octavo día" pobre de Dios que no sale en revistas, no es modelo ni artista, ni de familia real... ! Es decir, según la versión de este tema, ya nos cargó la chingada ¿ Pobre de Dios ? ¡También la van a matar como al Lennon ! ¡Pobres nosotros! No habrían revistas suficientes para que todos saliéramos en estas, aunque lo nieguen ¡todos quisieran salir! ¿ Por qué creen que es tal éxito de la red social Facebook ? La gente retrata su comida, se retrata en el baño, se retrata maquillándose, desmaquillandose, hace trasmisiones en vivo, del camino de su casa a la de su comadre Petrita, como si eso, fuera un gran acontecimiento que ¡nadie deberíamos perdernos! ¡Todos informantes, periodistas, politólogos, y ¿ le sigo ? y ¿ la familia ? Bien gracias. Y me regreso a donde estaba: crucé la cortina con chancros de aquel lugar místico, que olía a mirria revuelta con sudor de pies y axilas. Me recibió una joven, que no tenía nada de extraordinario en su vestir ni en su pinta como para ser una especie de sabia, que me cobraba la cantidad de 50 pesos "para poderme ayudar". Recuerdo que antes de entrar, escuchaba los gemidos de una mujer que le pedía y le imploraba a la "adivina" que le diera ya, pero ya, las pócimas correctas, para que el hombre casado que ella amaba, abandonara a su esposa y se quedara con ella. La "adivina" ya muy desesperada le gritó: ¡vieja rogona! Váyase de aquí, vaya con un psicólogo... ya le dije que ese hombre tiene un compromiso y no va a abandonar a su mujer por usted. ¡Acéptelo! Creo que ahí tenían que haber dos aceptaciones. La de la mujer que sufría por ese amor imposible, y la de la "adivina" que de pronto se aceptó discapacitada para aliviar la pena de su "paciente" o cliente, no sé, y la echó del lugar... Recobró la compostura en cuanto me vio a mi, en sala de espera. Solo le sonreí, recuerdo... 
      ¿ Qué me gustó ? La mesita bien acomodada y con unas barajas españolas y un tarot. Ahí, ya dentro de ese cuartito el ámbito era de lo más grato. Le habría pedido que me dejara quedarme a dormir un buen rato ahí. No se percibía el bullicio de la gente haciendo compras frenéticas, ni nada. Vaya que si había paz ahí, no obstante el altercado unos minutos antes. Tan sólo por eso, mis 50 pesos estuvieron bien gastados. La adivina me tomó la mano, la puso al centro de la mesa y me roció con un "spray" de un aroma muy grato. Escribo y siento como se me eriza la piel desde la nuca hasta los brazos al recordad aquella suavidad en todos los aspectos. La joven me dijo: ¿ Cuál es su problema? Fue tan gentil que aguantandome la risa le dije que no tenía ningún problema. Al contrario, me sentía muy a gusto ahí. Se desconcertó y tomó una libreta que tenía las cubiertas arrancadas y se veía, esa libreta, en total desorden. "Dígame su nombre" me dijo; "Delta" le dije. ¿ Delta ? Sí, Delta. Lo escribió. ¿ Usted conoce el significado de mi nombre ? le dije. Dijo ella: No. Pero la baraja nos lo dirá. Mi nombre es Leticia y me gusta que me digan Lety. Y yo sí sabía que "delta" es la cuarta letra del alfabeto griego, y también en masculino, es algo así como un depósito pluvial, en forma de triángulo donde desembocan dos brazos de ríos, algo así. 
      La mujer seguía con su trato suave y yo seguía a gusto ahí. La temperatura era ideal, insisto, con ganas de pedirle que me dejara echarme un sueño, una buena siesta en ese diván blanco capitonado, precioso. Me dijo que "mi nombre" significaba ave de buen augurio; que a cualquier lugar que llegara, sería portadora de buenas nuevas y que tenía yo muy buena estrella: me lo dice tu sonrisa. Pero, sin embargo, aquí, veo un problema... un serio problema.
      ¿Que es? Saca una carta y dice, una mujer morena, hice un gesto de interés, y eso animó más a la arcana, y saca la siguiente baraja, es tu amiga, bueno, se hace pasar por tu amiga. ¿Y luego? Anda con tu marido, son amantes. ¡Hombres! 
      Me volví a sonreír, pero, con toda honestidad, no me burlaba de ella, estaba disfrutando ese momento. Le dije: no soy casada. Se lo aseguro. No lo soy. Y ella seguía tan fresca, y me dijo: ¿A qué vino usted? Le dije: Vine por el letrero: retiro envidias.
      Me hizo una lista interminable de las cosas que se debería comprar para evitar mis pasos truncos en la vida, me mostró unas veladoras en forma de manzanas, uno botes de miel, polvos de oro, y algo que hizo ahí de manera gratuita. Se vio bonito. En tres manzanas reales, esparció miel, y le puso canela, le roció el polvo de oro, y pensé que eso era un centro de mesa espectacular para alguna cena romántica. ¿ Y ya con eso se me va a quitar la envidia ?
      Ahí sí perdió la paciencia, y estuvo a nada de echarme como a la rogona... jajaja. Le dije que no se molestara, el letrero dice, retiro envidias, y quería la envidia lejos de mí. Si otros me tienen envidia, a mí no me importa su sufrimiento, si hay gente que siente envidia de mí, quizá yo ni me entere, pero yo, ¡Ay de mí¡ Le dije que era artista, y la fama, la fama era como un pez escurridizo se que me escapaba de las manos. No anhelaba más nada en esta vida que ser una artista, ya lo era, pero una artista famosa, muy famosa, como los Beatles, más famosa que Jesucristo, que la Virgen María, ¡ que San Judas Tadeo! ¡Oh no! ¡Voy a morir !
      Llevaba ya muchos años picando piedra, y siempre se me caían los planes, los contratos y se cerraban las puertas grandes, y eso no era lo peor... Lo peor, era que veía como a otros se sí se les abrían las puertas grandes, no se les caían los planes, todo siempre llegaba a buen puerto, y sentía un odio infinito... una rabia incontenible... y entonces ya no quería dormir en ese diván, el aire se vició con mi mal humor y mientras despotricaba contra mi propia suerte, veía a la muchacha delgada, blanca, de cabello lacio y canelo, mirarme con una lástima, que mejor paré. 
      ¡Son las envidias de otros las que no te dejan avanzar me dijo! Tienen tu imagen enterrada en un panteón... Te va a salir caro, pero, con esto, ¡ sí la haces !
       No señorita, no. Le dije. Por lo mismo que no tengo fama, tampoco tengo dinero para comprarle tanta vela, y ceras, y chiles secos que en mi mercado de Jamaica está quince veces más barato que aquí, no creo que me alcance para pagarle como si fueran gemas unas piedras de cuarzo y otras tantas que parecía pirita ( oro de tontos ) y no sé cuanto cacharros más para hacerme amuletos y talismanes. Y salí, igualita que la mujer que lloraba por aquel amor imposible. Bueno, yo no salí llorando, pero sí reavivé ese sentimiento, tan humano, tan vivo, tan cierto, que, sólo los muertos no lo tienen. Los muertos no tienen, frío, ni calor, ni hambre, ni amor, ni pena, ni celos, ¡ni envidia!
      Todos la tenemos. Algunos en mayor o menor medida. La solución estaba en mí, y ¡vaya que si me costó trabajo controlarla! ¿ La solución ? Dejé de compararme con los demás. ¡ Ah que manía la mía ! Recuerdo la película "El Silencio de los Inocentes" al doctor Hannibal Lecter que decía:
      ¿Buscamos cosas para codiciar? ¿ Que codiciamos ?
       Lo que vemos día a día. Así de doméstico parece el problema. No es posible sentir envidia porque mi vecino tiene un castillo de cristal, porque aquí, al menos yo, no he visto ninguno. ¡Gracias a Dios ! ¡Sí es verdad que el pasto del vecino sí se ve más verde y parece algo, con lo que ya nacimos, siempre parece más verde, aunque quizá no lo esté, bien probable ha de ser, que mi vecino ve mi pasto más verde que el suyo, y así nos seguimos en la vida...
      ¡Pero no le digas a nadie que sientes envidia! Su dedo flamígero te incendiará y te lanzarán una retreta de descalificativos... ¿ qué no ves que todo el mundo aquí en el mundo es bueno ? El mundo está como está, pero nadie sabe por qué... ¡Aquí, todo el mundo es bueno! Y si acaso, han llegado a decir que sienten envidia, te dicen que es "envidia de la buena". Ajá sí. ¿ Me da diez centavos de veneno del bueno ? Sí, mire, del que no mata... la envidia, es la envidia y no es como la luna, con un lado luminoso y otro oscuro. La envidia es una, y es como la mentira, "mentiritas blancas" ¡ Las mentiras no son de colores! La mentira, es mentira, vayas a donde vayas... ¿ Estamos ?

      

martes, 7 de marzo de 2017

LA OFERTA ( HOMENAJE A TODAS EN EL DÍA DE LA MUJER )

      

LA OFERTA





      Inicio este relato con dificultad, por la resequedad de mis manos, y no intento poner crema ni hago nada al respecto, por el temor que mis dedos resbalen y piquen mal alguna tecla de mi teclado y cometa yo una fe erratas, ya que, aún estoy mordida por la ira que me ha hecho llorar, al enterarme que un "profesor" se ha dirigido a sus alumnos de una manera, total y absolutamente misógina, y "aconsejarles" cómo debiera tratarse a una mujer, según su estúpido parecer...
       Mis manos están resecas porque he querido dejar mi cocina y mi baño, perfectamente pulcros. Soy, extremadamente exigente con la limpieza tanto en mi hogar, como en mi persona.
      Así mismo, llegué apenas, de grabar un capítulo de una telenovela. 
      Me ha encantado que mi esposo llegara, con una rebanada de pastel diciendome que, el jueves, 9 de Marzo, mi cumpleaños, estará todo el día ocupado. Bailé de gusto ante ese detalle. 
      También estoy bailando de emoción, ante la ayuda que brindé a mi esposo, porque no sabe mucho  cómo manejar un software para edición de música, dicho software, yo lo compré, con dinero obtenido gracias a mi trabajo.
      Mi esposo es ingeniero químico metalúrgico, y se dedica a la docencia en el área de ciencias exactas a nivel licenciatura. No le había visto desde anoche. 
       Ahora, tras esta crónica personal, paso al relato de "LA OFERTA" que he querido escribir, para rendir homenaje a las mujeres en su día. No tenía idea qué iba a hacer al llegar las 11 de la noche ( no suelo dormir "tan temprano" ) y el haber visto las noticias y ver la conducta de este sujeto que quién sabe en qué clase de fauna haya vivido, crecido y/o estudiado, porque para ser profesor, se queda pobre hablando diciendo "pinchi vieja, abre las pinchis patas"... 


      Tendría yo la edad de 18 años, cuando andaba muy compenetrada en una gira por el Pacífico, que duró un año. Pasé de un club a otro, con un show de canciones, baile de tap y comedia ¡mucha comedia!
      Mi delegado de la Asociación de Actores me traía "frita" con sus críticas de que si yo cantaba muy bien, no tenía que hacerla de LA INDIA MARÍA ( con mayúsculas, como mayúsculo es el orgullo que siento por María Elena Velazco creadora de un personaje tal, del que muchos mexicanos nos sentimos orgullosos ). ¿ Por qué no hacer chistes ? Me preguntaba yo. Sucedía que me volví un número particularmente atractivo, y por ello mi gira se extendió a un año de permanencia en el puerto de Acapulco y lugares aledaños como Chilpancingo, Lázaro Cárdenas de Michoacán, Puerto Escondido en Oaxaca, y ya no recuerdo qué tantos lugares más. 
      Estaban acostumbrados a que la parte cómica sólo debían hacerla los hombres. Incluso una chica muy atractiva, pero presuntuosa porque decía que era muy decente; me decía: ¡Ellos son hombres ! ¡Déjalos que ellos digan las gracejadas! Mira que eres una chiquita que con esa bella voz, te "acorrientas" al cachar en el aire los albures y responderlos. Mejor, alza las cejas y di, con mucha elegancia ¡no me divierte! ¡ Y ya !
      Para qué narro la retreta, para ella críptica, de mentadas de madre y demás insultos que se enredaron en mi mente y traduje con mi lengua ponzoñosa, e insisto, críptica para ella, porque en efecto, sólo alzó las cejas y me dijo ¡ no te entiendo !
      Así que ella, también parecía pertenecer y sentirse muy cómoda en el club de la misoginia; pero eso era su problema, no mío.
      Y ahí andaba yo, con más enemigas que amigas, y esas enemigas trasmutadas en mansas corderas que me sonreían e intentaban sacarme, o dinero, o ideas, o bien, meterme una zancadilla para hacerme tropezar y caer en una gira que iba, y fue, viento en popa y con mucho éxito. No lo lograron. No lograron trastocarme de ningún modo.
            
        Me enfrenté a tremebundos problemas con los maestros de ceremonias que estaban acostumbrados a usar "eslogans" muy cursis para anunciar a las mujeres: "El ruiseñor enamorado" "La calandria del Sureste" "El bombón de la costa" "La novia de Acapulco" etc, etc. Yo nunca encajé como novia ni bombón. Yo era fea, y nadie me quería para novia, ni yo quería a nadie para novio. ¿ Bombón ? Pues tampoco, las "bombones" hacían mohines estúpidos como chuparse el dedo índice, mientras miraban "cándidamente" y el subtexto parecía ser: ¿ Qué esperabas ? ¡Sólo soy una chica! 
      ¡Bola de pendejos! Pues entonces que no dijeran nada. Sólo que redujeran su retahíla de palabras que nadie escuchaba porque estaban aturdidos con la bebida y muy lujuriosos comentando que qué "buena" estaba la vieja que salió a bailar con el calzón brilloso. 
Me acordé de un maestro de ceremonias en Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas, que hacía una muy "solemne" presentación a la que yo no había puesto atención, y vaya madriza que le puse cuando tras dos semanas de decirla, una mala noche me percaté que decía: "Damas y caballeros, este exclusivo club, siempre se ha caracterizado por presentarles a ustedes a artistas que gozan de una excelente presentación y magnífico buen físico para que ustedes deleiten su mirada. Muy aparte del talento que poseen, esta vez, al parecer, este club ha hecho una excepción; la artista que voy a presentar a continuación, carece de todo buen atributo físico, no tiene piernas, y su cara, deja mucho que desear, pero, lo que sí es mi compromiso anunciarles, es que tiene una voz extraordinaria, amén de un show muy bien estructurado con una comicidad extrema, en la cual, cada noche he visto sorprendido cómo el público queda enormemente satisfecho... ¡Les ruego me perdonen por lo que van a ver ! ¡ Con ustedes... Lety Grey !
      No lo golpeé en ese momento, sino que usé su anuncio de "no tiene piernas" y pregunté dónde estaba la silla de ruedas, ya que el presentador de pacotilla, sin dientes pero con un smoking muy, pero muy lavado, brilloso de tanto planchado, con las greñas canosas y largas para disimular la calvicie de la coronilla, había hecho esa advertencia, y hasta ese entonces pensé que quizá el público, todo ese tiempo estuvo recibiendo con aplausos a una persona que esperaban ver totalmente mutilada, una lisiada pues, y me seguí de largo diciendo que dicho club, al parecer, no había hecho tal excepción de llevar a una persona fea como yo, la excepción estuvo hecha siempre con ese "galante" y "rutilante" presentador que parecía un indigente mandado a lavar, exprofeso para anunciar el evento. Y de eso se trató mi show. Lo señalé, sin un ápice de misericordia, como un prieto carcomido por el sol, ya que, saliendo de ese trabajo de presentador, se iba al basurero público de la ciudad a recoger cartón para vender, " si no me creen, mírenle la calva prieta y pañosa que tiene, mírenlo, es tan flaco que el dueño debiera exigirle un documento que certifique su salud, porque mínimo, este tipo está tuberculoso... " Y así, deshice de la manera más ruin a un señor que hubo estado ofendiendome, y yo sin saberlo. No me justifico, pero, yo contaba con 28 años edad por aquel tiempo, y la madurez, no es mi fuerte, aún en vísperas hoy de cumplir 54 años.
      Más tarde golpeé físicamente a ese señor. Primero verbalmente, y luego, por el calor y el aturdimiento con que la clientela me recompensó -aplausos, risas y coñac- me le fui encima con uñas, dientes, palos, sillas y todo lo que tuve a mi alcance. Caro que pagué mi conducta y mi venganza. Estuve en cama tres días por la intoxicación del alcohol, y ya no supe si estuve despedida por aquella bárbara acción de mi parte o por mi estado de salud. Supe, de muy buena fuente, que mis compañeros de trabajo, le dieron otra buena dosis de maltrato a aquel currutaco lame culos que trabajaba en aquel club. ¡ Qué feo !
      Y regresando a mis 18 años, con tres años de experiencia en escenarios de cabarets en México y ya compenetrada en una gira, ya dije, exitosa a pesar de que la parte cómica hacía desatinar el sosiego de algunos o ¿ la envidia ? No sé, pero resultó que andaba como saltimbanqui. Sí, en efecto, abrazada por una infinita soledad. Eso ni negarlo, pero tampoco andaba buscando quién la echara de mi lado. ¿ La verdad ? ¡ Yo era feliz ! Ver mi nombre en las marquesinas, escuchar las risas, los aplausos, ver mi nombre en los periódicos, y cuando se tienen apenas 18 años ¡es lo único que importa !
      Recuerdo que la parte de la comedia la ponía al final de mi show. Abría mi espectáculo con canciones muy alegres y divertidas, hacía un intermedio de temas románticos, pero eran temas selectos para poder hacer sostenidos con la voz y apantallar, no sólo con el color de voz, sino con la potencia. ¡Ahí era donde algunos protestaban ! ¿ Por qué cerrar con comicidad y no con esos agudos de mezzosoprano ligera ? ¡Porque no quería! ¡Era mi show!
       Algunos maestros de ceremonias, volviendo al tema de los "eslogans" me decían "la show-man" y eso, no me parecía aceptable... ¿ man ? En fin...
          Una chiquita, con una bella voz, como decía la compañera decente. Una mujer de un metro con cincuenta centímetros, patitas flacas ( sí tenía y tengo piernas, pero delgadas, funcionan ) y este asunto de las piernas, vaya que si me hizo desatinar y poner de malas... ¡ Está muy flaca ! gritaron una vez, e hice un gallo que provocó la risa de la audiencia. Sí, yo era cómica, pero aquel no fue un momento cómico para mí, fue dramático. No supe "pescar" el momento de buen humor y fue patético. Lloré. Abandoné el escenario. Me sentí defraudada de mí misma. La dueña me obligó a salir de nuevo al show, aún no cumplía con el tiempo establecido. El bar se llamaba "El Noa Noa". Sí. Cómo la canción de Juan Gabriel. Gracias a que la dueña del bar me obligó a salir, con el maquillaje escurrido es que reté al respetable y al pendejo que osó gritarme... Tomé el micrófono que era mi única arma ante sus gritos que sostenía con las palmas de sus manos en cada costado de su "hocico", perdón, de su boca, a fin de que sus insultos me impactaran más... ¡Perra flaca! ¡Estás bien pinche flaca!
      ¿ Y cómo quieres que esté ? ¿ Cómo la marrana jodida que dejaste en tu casa ? Si está tan buena tu puta madre, o tu fodonga vieja, ¿ qué coño estás haciendo aquí ? Risas. Aplausos. ¡ Que feo!
         La comedia no debiera ser hacer desplantes groseros hacia el público, pero así me resultó aquella vez. Y así adquirí seguridad y me vestí con trajes para show con minifaldas de vinilo, brillantes, shorts, y olvidé los pantalones anchos para disimular mi extrema delgadez. Si alguien osaba insultarme por mis piernas, tenía ese as bajo la manga, y creo que ya no hubo necesidad de usarlo. La inseguridad se percibe, y creo que el público no me percibe insegura.
        Estaba en aquella ronda de chistes y gracejadas, y el público me hizo volver con aplausos y sus gritos para presentarles no uno, varios bises, de chistes y de canciones. Eso sucedía casi siempre. Aquella noche ya eran muchos bises y repliqué: ¿ Qué más quieren que haga ? Y un  señor buen mozo, alto y espigado, con un lunar a la altura del pómulo, camisa floreada, pantalón blanco y un sombrero al estilo de "Dick Tracy" me dijo: "Es que huele a femenino, eso llama, eso jala"... Yo no supe más que decir y sólo dije: A ti te huele a femenino ¿ A dónde andabas metido pues ? Y eso fue el fin del show. El esposo de la dueña, lo dije bien, el esposo de la dueña, la que mandaba era ella, don Fausto soltó tremenda risotada y le dio un fuerte manotazo en la espalda a ese señor de cabello rizado y rojo de Puerto Rico. 
        Lo había visto muchas veces entre la audiencia pero a mí, nunca me interesó la gente de la audiencia. Terminaba mi show y me iba a mi hotel. Si acaso, pasaba a un puesto que vendía una comida muy rara: tacos dorados inmersos en un tazón de caldo de pollo. Yo sólo pedía los tacos dorados de pollo. Y no entiendo por qué iba yo ahí, habiendo tantos sitios abiertos para cenar en Acapulco. Y es que el dueño era un cantante desempleado que mascullaba su rabia ante gente joven, como yo. Su mujer hacía la comida en lo que él hacía pláticas que llevaban un hilo de hiel y otro de sangre de su mal dormir. Se quejaba que no le daban trabajo por gente, como yo, que llegábamos de la capital y nos asentábamos ahí, en su tierra y a ellos, los viejos, los hacían a un lado. 
      Eso no fue tan cierto, ya que, por mi recomendación le dieron el trabajo y vaya que si era un buen cantante. Tenía un color de voz impresionante, pero tenía la mala costumbre de cantar al estilo de Benny Moré, y siempre eran las mismas canciones. Así que, con la pena, yo era la estelar. Porque eso de escuchar cada noche, sí, ahí se trabajaba de domingo a domingo: la mata siguaraya, la culebra, y el yiri, yiri, bon, resultaba cansado, y no le quedaba más remedio a Don Rudy alias Pachito E Che que abrir el show que seguí cerrando. 
      El que estaba encantado era el puertorriqueño que ridiculizé sin querer la noche de las risas de don Fausto. No había puesto mucha atención a los papelitos que me dejaban los meseros en mi camerino. No los leía. Eran del puertorriqueño. Si supe su nombre, no lo recuerdo ¡de tan importante que me resultaba!
      Alguna noche un mesero fue en extremo demandante conmigo, para favorecer a ese cliente tan asiduo que le pagaba un tiempo extra a Rudy "Pachito E Che" para que cantara canciones tropicales. Y que me mandaba decir con el camarero que fuera al menos a saludarlo a su mesa. ¡Quería bailar conmigo! ¡No! ¡No! ¡ Y no! 
      Era yo reservada en extremo en esos asuntos. Me encantaba el lugar porque entraba yo por una puerta que no era el mismo acceso del público, no era la puerta del personal de meseros y cocineras, era una entrada especial para los artistas directo al camerino. Pero aquella vez, ante la insistencia del mesero acudí al llamado del pelirrojo. Este hombre celebró mi presencia de un modo tal, que para mí, creo que perdió la razón, o bien, ya estaba dañado mentalmente.
      Dijo un sinfín de sandeces que no entendí porque la música estaba alta y entre lo que decía él y el sonido de "esa mata nace en el monte, esa mata tiene poder,  no se pue´ tumba´e-e-e-e porque sonoriza, siguaraya, se va, se va, compermiso yo vo' a tumba´". Total que yo dije que sí, y no entendí que hube aceptado bailar con el puertorriqueño que pidió al Rudy que cantara "Como fue, no sé decirte cómo fue, no sé explicarme qué pasó, pero de ti me enamoré... "
        Bailando pegadito yo, con ese señor. Y bueno, el bochorno ya había pasado, me intenté despedir, cuando el puertorriqueño seguía hablando y cuando se silenció la música, y el ruido fue disminuyendo fue que entendí que me ondeaba a mí, sí, a mí, como si yo fuese una bandera. Ya tenía un trofeo: yo.
         Entendí entonces esa cantaleta de regaños de una vez que llevó a muchas chicas " y entonces eso sí que te ardió ¿verdad chaparra? pero menos mal que ya recapacitaste y aceptas que es conmigo el asunto ¿ o no ? "
        ¿ De qué diantre estaba hablando ese pendejo ? Jamás me enteré de si llevó a varias chicas a su mesa. Yo he sido "ciega-cegatas" desde hace años. No veo a larga distancia, pero la vanidad me ganaba y no usaba lentes. Pero desde los 15 años los andaba necesitando. Así que, como nunca leí los recados de los camareros, nunca me enteré de que el puertorriqueño me hacía la ronda. Me tenía atrapada de un brazo y me dijo:
      "Pues ya está, te vienes a vivir conmigo un tiempo, y eso sí, ¡no me trabajas más! Si alguno que otro Sábado quieres venir aquí y cantar un par de canciones te traería y ya. No más faldas cortas, patas flacas. Tú ahí en la casa no te va a faltar nada, tú cocinas, tú limpias y yo, listo para hacerte gozar todas las noches... " Y ¡Alto ahí pelirrojo de malagüero! Lamenté no estar en la edad media para que con una espada le rebanaran la garganta por haberme dicho eso... "te vienes a vivir conmigo... un tiempo... ¡ y no me trabajas más ! ¡Pendejo!
       ¿ Es decir que pensó que yo usaba el escenario como una especie de escaparate para pescar padrino ? ¿ un "patrocinador" ? ¿ Un amante ? Porque bien claro y directo me dejó que marido no sería, ni me interesaba. A mí, no me interesaba en lo absoluto. Trabajaba haciendo lo que más amaba hacer, y aun amo mi trabajo. Ganaba dinero, y mucho. Nunca supe invertirlo bien, pero era mi ganancia, mi paga ¡ mi vida ! Y yo siempre he tomado mis decisiones.
          Así que, ni con la pena, porque no la sentí ni un mínimo para sorrajarle su oferta en la jeta pecosa que tenía. Antes bien dije que era buen mozo, pero no era ni mi tipo ni mi interés. Tenía muchos años, desde los 15 que era una mujer independiente ¿ mujer ? Bueno, niña, pero no me quedó de otra, más que hacerme mujer, y ser total y absolutamente independiente. Gracias a Dios que me ha prestado el don del canto, de la comedia y muchas otras cosas más. En aquel tiempo no me hacía a la idea de ser esposa de nadie. Esto sucedió hasta que yo tuve 37 años de edad, y aun así, sigo haciendo mi trabajo porque me gusta hacerlo.
       Dejo pues en este relato, con muchas aristas de anécdotas que salpicaron mis recuerdos, primero, la ira del dizque profesor, ese misógino que aconseja al estudiantado de cómo se debiera tratar a una mujer, después, fue la sorpresa de una llamada telefónica de un compañero que está en Texas para ofrecerme trabajo, y luego, disipada la ira, escuchando las canciones de Benny Moré, fue que pude dar término y decir a mi manera, cómo rechacé aquella OFERTA que me hacía un puertorriqueño hechizado por el ron que tomaba en las noches del Noa Noa, o por mis chistes, o mis canciones, mis piernas dejó, alto y claro que no, esas, me las quería hacer a un lado ¿ verdad ? o bien, porque como antes dije: estaba rematadamente loco.
      Pero, como la mujer que fui, desde muy temprana edad, y la mujer que soy, a mis casi 54 años, digo presente, en este 8 de Marzo de 2017, aplaudiendo de pie a tan grandes mujeres que existen hoy día, y no son sólo para tener a punto la cena y para coger. Sean hombres los que son hombres, y ejerzan como hombres, no como pendejos. También a las mujeres, sean mujeres, y ejerzan como tal, eso, no significa que pretendan ser como los hombres, no sean pendejas pues.
UN ABRAZO MUJERES. 

miércoles, 22 de febrero de 2017

TENGO EN PAUSA EL CORAZÓN








El gusto que me queda, es el acerbo de que abrazas una almohada inerte, que no tiene vida, no tiene nada, bueno, te tiene a tí. ¿ He de maldecir aquel momento en que aterrada no me asomaba a esa abismal mirada porque me decía que había peligro ? ¡No! ¿No? ¡Sí! 
      Ojalá nunca hubieras llegado como un estúpido héroe a salvarme de un ridículo y congelado camino. Ojalá no hubieras tenido la osadía de atravesarte en mi sino, elegido para señalarlo con lágrimas que aun tengo atoradas en mi pecho. ¡Maldito seas! ¡Maldito aquel momento! ¡Maldita yo! ¡Maldita la hora que reté ese brillo de tu mirar! Yo, tan vivida, tan de alma vieja, por dentro y por fuera, pero un corazón tan vivo y joven, tanto, que estúpidamente, como la temeraria de siempre se arrojó al vacío y frío sentir tuyo. ¡Sí! ¡Frío! Porque por algo lloras a solas también. Por algo, te quedas soñando con el duende de la luna, que hace una danza rara burlándose de ambos. Yo, con una ilusión ciega, sueño dormida y despierta que eres un ser distinto, con todo lo que se necesita para poder amar, y no amas. ¿No puedes? Creo que no, y yo, estúpida de mí, aferrada a nada, abrazando a nada. ¡Que par! Sorbiendo este amargo cáliz hecho de mi propio llanto y mal humor. Y tú por allá, solito con las estrellas.
       Apenas tomé mi "camino a la felicidad" y puse más de mil kilómetros y sigue latiendo este sentir, esto que se aferra a nada, eres nada, eres una estúpida sombra, que nunca, ¡nunca! debió pasarse frente a mí. Me has dejado ciega con tu brillo. Me has fulminado la cordura. Y lo que más me duele, es que apenas vales nada, somos tan similares, tan parecidos, y ocupas mi mente y mi alma para nada, apenas vales la mitad de un suspiro, porque te llamo, pero oyes sin oírme, apenas vales un  granito de sal que me amarga el paladar, porque me miras sin mirarme, apenas vales un guiño de ojo de mala gana, que te regalo la mejor de mis sonrisa, y no vislumbras nada, eres nada, eres una sombra tan solitaria como yo. ¡ Todo lo que daría por un beso ! Me iría volando de la mano contigo a recorrer un mundo inimaginable... ¡ Ojalá y si un día, pasada esta estupidez y descubras que tu sentir se parece al mío ! Y tuvieras la osadía de proponerlo, y que a mí, se me disipara mágicamente este sufrimiento, y entonces, me reiría de ti, te dejaría en un pantano, en este, mi pantano de soledad... ¡Lo haría! ¿ Lo haría ? No. No sé... No sé. No sé. No sé.

       Y el gusto que me vuelve a dar, es que yo, estoy escupiendo estas letras para nadie, y tú, ni eso sabes hacer, y si algún día las pudieras leer, jamás las lograrías entender. ¿Ves ? ¡Apenas vales nada! ¿Con qué derecho has irrumpido en mi camino?  que era, no tan sereno, porque mis caminos nunca son así, pero ¿ Con qué derecho me provocas este insomnio? eres un demonio que vive en mi pecho, dime ¿ Con qué derecho llegaste y destruiste mi felicidad ? Ojalá te quedes para siempre en aquel puerto escondido, en aquel puerto perdido que nunca entendí, ni siquiera por qué y cómo fui a dar ahí... Ojalá, ojalá, o tu o yo, nos quedemos dormidos, para no despertar jamás. Al fin y al cabo, tú duermes tan solo como yo, ambos, tú y yo, dormimos con seres a quienes le somos indiferentes ¡Que triste! ¿ No ?
( R.  you are the love of my life)
Puerto Escondido, se sigue riendo de mí.