jueves, 14 de octubre de 2021

Di, di, di que vas a ser, cuando seas grande

 

Supo que quería ser escritor la tarde que, por equívoco, entró a una biblioteca. Vio a Rebeca, la chica que traía asolada a toda la grey masculina estudiantil de la secundaria. No había uno solo que no suspirara al verla y ella, consciente de su atractivo y popularidad, se paseaba con displiscencia. Era una engreída.

     Aquella tarde, Mario la divisó en el centro. Pensó que no solo era presumida, sino también una ladina: de seguro mintió diciendo que iría a la biblioteca, pero ese fue solo un pretexto porque la joven estuvo parloteando con unas amigas afuera del recinto. De seguro iban a alguna tardeada de refrescos y baile, sus ropas apuntaban a que sí, también el maquillaje y los peinados anunciaban que estaban preparadas para un festín. 

     Un ventarrón increpó a todos los que andaban a esa hora en la calle; fue el único anuncio de la tromba que cayó e hizo correr a todo mundo. Mario se protegió bajo una cabina telefónica y no pudo evitar recordar la canción de Armando Manzanero: "esta tarde vi llover, vi gente correr, y no estabas tú..." Así fue, en efecto, Rebeca desapareció. A Mario le dio la impresión que aquella Rebeca era una nuñeca de azúcar y el agua la había disuelto. No la encontraba por ningún lado. Vio a dos amigas de ella riendo escandalosamente porque la lluvia les había modificado el peinado y el maquillaje. Mario no sintió el valor como para acercarse a las jóvenes y así, sin más, preguntar por Rebeca.

     Mario se apresuró a creer que Rebeca se protegió de la lluvia en la biblioteca. Se salió de la cabina telefónica y vio los toldos de los puestos ambulantes hechos trizas. Los semáforos no funcionaban y los vehículos hicieron un cataclismo haciendo sonar los cláxones sin misericordia. Mario tuvo que correr para cruzar la calle y entrar en la biblioteca. Una vez dentro, la lluvia volvió a arreciar y desde el ventanal del edificio vio a la gente rebullirse de nuevo. 

     Rebeca no se encontraba en la biblioteca. Mario deambuló por los pasillos y cogió una novela que leyó en una hora y media. Se quedó extasiado. Se asomó a la calle y le chocó la ciudad, prefirió recordar el sitio al que viajó durante la lectura. Nunca olvidaría el título de aquel libro: "tras el horizonte azul". Cogió otra novela que conocía el título. No pudo evitar no acordarse de la trampa que hizo para no leerla y ganarse una buena nota. Una compañera le escribió la sinopsis y él la presentó como suya. Nunca imaginaría Mario que aquella historia lo haría sentir demasiado bien, se acordó de su abuelo que vivía en la serranía del estado e infinidad de veces se preguntó cómo vivían las fiestas navideñas. El libro que leyó era "Navidad en las montañas". Entonces le nació un tremendo interés por la lectura, a partir de esa tarde tuvo la convicción de lo que sería su futuro a través de las letras; sería escritor, porque él también tenía muchas historias por contar, como la de aquella tarde en que Rebeca desapareció una tarde lluviosa y nunca nadie volvió a saber de ella.

Lety Grey.