martes, 7 de marzo de 2017

LA OFERTA ( HOMENAJE A TODAS EN EL DÍA DE LA MUJER )

      

LA OFERTA





      Inicio este relato con dificultad, por la resequedad de mis manos, y no intento poner crema ni hago nada al respecto, por el temor que mis dedos resbalen y piquen mal alguna tecla de mi teclado y cometa yo una fe erratas, ya que, aún estoy mordida por la ira que me ha hecho llorar, al enterarme que un "profesor" se ha dirigido a sus alumnos de una manera, total y absolutamente misógina, y "aconsejarles" cómo debiera tratarse a una mujer, según su estúpido parecer...
       Mis manos están resecas porque he querido dejar mi cocina y mi baño, perfectamente pulcros. Soy, extremadamente exigente con la limpieza tanto en mi hogar, como en mi persona.
      Así mismo, llegué apenas, de grabar un capítulo de una telenovela. 
      Me ha encantado que mi esposo llegara, con una rebanada de pastel diciendome que, el jueves, 9 de Marzo, mi cumpleaños, estará todo el día ocupado. Bailé de gusto ante ese detalle. 
      También estoy bailando de emoción, ante la ayuda que brindé a mi esposo, porque no sabe mucho  cómo manejar un software para edición de música, dicho software, yo lo compré, con dinero obtenido gracias a mi trabajo.
      Mi esposo es ingeniero químico metalúrgico, y se dedica a la docencia en el área de ciencias exactas a nivel licenciatura. No le había visto desde anoche. 
       Ahora, tras esta crónica personal, paso al relato de "LA OFERTA" que he querido escribir, para rendir homenaje a las mujeres en su día. No tenía idea qué iba a hacer al llegar las 11 de la noche ( no suelo dormir "tan temprano" ) y el haber visto las noticias y ver la conducta de este sujeto que quién sabe en qué clase de fauna haya vivido, crecido y/o estudiado, porque para ser profesor, se queda pobre hablando diciendo "pinchi vieja, abre las pinchis patas"... 


      Tendría yo la edad de 18 años, cuando andaba muy compenetrada en una gira por el Pacífico, que duró un año. Pasé de un club a otro, con un show de canciones, baile de tap y comedia ¡mucha comedia!
      Mi delegado de la Asociación de Actores me traía "frita" con sus críticas de que si yo cantaba muy bien, no tenía que hacerla de LA INDIA MARÍA ( con mayúsculas, como mayúsculo es el orgullo que siento por María Elena Velazco creadora de un personaje tal, del que muchos mexicanos nos sentimos orgullosos ). ¿ Por qué no hacer chistes ? Me preguntaba yo. Sucedía que me volví un número particularmente atractivo, y por ello mi gira se extendió a un año de permanencia en el puerto de Acapulco y lugares aledaños como Chilpancingo, Lázaro Cárdenas de Michoacán, Puerto Escondido en Oaxaca, y ya no recuerdo qué tantos lugares más. 
      Estaban acostumbrados a que la parte cómica sólo debían hacerla los hombres. Incluso una chica muy atractiva, pero presuntuosa porque decía que era muy decente; me decía: ¡Ellos son hombres ! ¡Déjalos que ellos digan las gracejadas! Mira que eres una chiquita que con esa bella voz, te "acorrientas" al cachar en el aire los albures y responderlos. Mejor, alza las cejas y di, con mucha elegancia ¡no me divierte! ¡ Y ya !
      Para qué narro la retreta, para ella críptica, de mentadas de madre y demás insultos que se enredaron en mi mente y traduje con mi lengua ponzoñosa, e insisto, críptica para ella, porque en efecto, sólo alzó las cejas y me dijo ¡ no te entiendo !
      Así que ella, también parecía pertenecer y sentirse muy cómoda en el club de la misoginia; pero eso era su problema, no mío.
      Y ahí andaba yo, con más enemigas que amigas, y esas enemigas trasmutadas en mansas corderas que me sonreían e intentaban sacarme, o dinero, o ideas, o bien, meterme una zancadilla para hacerme tropezar y caer en una gira que iba, y fue, viento en popa y con mucho éxito. No lo lograron. No lograron trastocarme de ningún modo.
            
        Me enfrenté a tremebundos problemas con los maestros de ceremonias que estaban acostumbrados a usar "eslogans" muy cursis para anunciar a las mujeres: "El ruiseñor enamorado" "La calandria del Sureste" "El bombón de la costa" "La novia de Acapulco" etc, etc. Yo nunca encajé como novia ni bombón. Yo era fea, y nadie me quería para novia, ni yo quería a nadie para novio. ¿ Bombón ? Pues tampoco, las "bombones" hacían mohines estúpidos como chuparse el dedo índice, mientras miraban "cándidamente" y el subtexto parecía ser: ¿ Qué esperabas ? ¡Sólo soy una chica! 
      ¡Bola de pendejos! Pues entonces que no dijeran nada. Sólo que redujeran su retahíla de palabras que nadie escuchaba porque estaban aturdidos con la bebida y muy lujuriosos comentando que qué "buena" estaba la vieja que salió a bailar con el calzón brilloso. 
Me acordé de un maestro de ceremonias en Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas, que hacía una muy "solemne" presentación a la que yo no había puesto atención, y vaya madriza que le puse cuando tras dos semanas de decirla, una mala noche me percaté que decía: "Damas y caballeros, este exclusivo club, siempre se ha caracterizado por presentarles a ustedes a artistas que gozan de una excelente presentación y magnífico buen físico para que ustedes deleiten su mirada. Muy aparte del talento que poseen, esta vez, al parecer, este club ha hecho una excepción; la artista que voy a presentar a continuación, carece de todo buen atributo físico, no tiene piernas, y su cara, deja mucho que desear, pero, lo que sí es mi compromiso anunciarles, es que tiene una voz extraordinaria, amén de un show muy bien estructurado con una comicidad extrema, en la cual, cada noche he visto sorprendido cómo el público queda enormemente satisfecho... ¡Les ruego me perdonen por lo que van a ver ! ¡ Con ustedes... Lety Grey !
      No lo golpeé en ese momento, sino que usé su anuncio de "no tiene piernas" y pregunté dónde estaba la silla de ruedas, ya que el presentador de pacotilla, sin dientes pero con un smoking muy, pero muy lavado, brilloso de tanto planchado, con las greñas canosas y largas para disimular la calvicie de la coronilla, había hecho esa advertencia, y hasta ese entonces pensé que quizá el público, todo ese tiempo estuvo recibiendo con aplausos a una persona que esperaban ver totalmente mutilada, una lisiada pues, y me seguí de largo diciendo que dicho club, al parecer, no había hecho tal excepción de llevar a una persona fea como yo, la excepción estuvo hecha siempre con ese "galante" y "rutilante" presentador que parecía un indigente mandado a lavar, exprofeso para anunciar el evento. Y de eso se trató mi show. Lo señalé, sin un ápice de misericordia, como un prieto carcomido por el sol, ya que, saliendo de ese trabajo de presentador, se iba al basurero público de la ciudad a recoger cartón para vender, " si no me creen, mírenle la calva prieta y pañosa que tiene, mírenlo, es tan flaco que el dueño debiera exigirle un documento que certifique su salud, porque mínimo, este tipo está tuberculoso... " Y así, deshice de la manera más ruin a un señor que hubo estado ofendiendome, y yo sin saberlo. No me justifico, pero, yo contaba con 28 años edad por aquel tiempo, y la madurez, no es mi fuerte, aún en vísperas hoy de cumplir 54 años.
      Más tarde golpeé físicamente a ese señor. Primero verbalmente, y luego, por el calor y el aturdimiento con que la clientela me recompensó -aplausos, risas y coñac- me le fui encima con uñas, dientes, palos, sillas y todo lo que tuve a mi alcance. Caro que pagué mi conducta y mi venganza. Estuve en cama tres días por la intoxicación del alcohol, y ya no supe si estuve despedida por aquella bárbara acción de mi parte o por mi estado de salud. Supe, de muy buena fuente, que mis compañeros de trabajo, le dieron otra buena dosis de maltrato a aquel currutaco lame culos que trabajaba en aquel club. ¡ Qué feo !
      Y regresando a mis 18 años, con tres años de experiencia en escenarios de cabarets en México y ya compenetrada en una gira, ya dije, exitosa a pesar de que la parte cómica hacía desatinar el sosiego de algunos o ¿ la envidia ? No sé, pero resultó que andaba como saltimbanqui. Sí, en efecto, abrazada por una infinita soledad. Eso ni negarlo, pero tampoco andaba buscando quién la echara de mi lado. ¿ La verdad ? ¡ Yo era feliz ! Ver mi nombre en las marquesinas, escuchar las risas, los aplausos, ver mi nombre en los periódicos, y cuando se tienen apenas 18 años ¡es lo único que importa !
      Recuerdo que la parte de la comedia la ponía al final de mi show. Abría mi espectáculo con canciones muy alegres y divertidas, hacía un intermedio de temas románticos, pero eran temas selectos para poder hacer sostenidos con la voz y apantallar, no sólo con el color de voz, sino con la potencia. ¡Ahí era donde algunos protestaban ! ¿ Por qué cerrar con comicidad y no con esos agudos de mezzosoprano ligera ? ¡Porque no quería! ¡Era mi show!
       Algunos maestros de ceremonias, volviendo al tema de los "eslogans" me decían "la show-man" y eso, no me parecía aceptable... ¿ man ? En fin...
          Una chiquita, con una bella voz, como decía la compañera decente. Una mujer de un metro con cincuenta centímetros, patitas flacas ( sí tenía y tengo piernas, pero delgadas, funcionan ) y este asunto de las piernas, vaya que si me hizo desatinar y poner de malas... ¡ Está muy flaca ! gritaron una vez, e hice un gallo que provocó la risa de la audiencia. Sí, yo era cómica, pero aquel no fue un momento cómico para mí, fue dramático. No supe "pescar" el momento de buen humor y fue patético. Lloré. Abandoné el escenario. Me sentí defraudada de mí misma. La dueña me obligó a salir de nuevo al show, aún no cumplía con el tiempo establecido. El bar se llamaba "El Noa Noa". Sí. Cómo la canción de Juan Gabriel. Gracias a que la dueña del bar me obligó a salir, con el maquillaje escurrido es que reté al respetable y al pendejo que osó gritarme... Tomé el micrófono que era mi única arma ante sus gritos que sostenía con las palmas de sus manos en cada costado de su "hocico", perdón, de su boca, a fin de que sus insultos me impactaran más... ¡Perra flaca! ¡Estás bien pinche flaca!
      ¿ Y cómo quieres que esté ? ¿ Cómo la marrana jodida que dejaste en tu casa ? Si está tan buena tu puta madre, o tu fodonga vieja, ¿ qué coño estás haciendo aquí ? Risas. Aplausos. ¡ Que feo!
         La comedia no debiera ser hacer desplantes groseros hacia el público, pero así me resultó aquella vez. Y así adquirí seguridad y me vestí con trajes para show con minifaldas de vinilo, brillantes, shorts, y olvidé los pantalones anchos para disimular mi extrema delgadez. Si alguien osaba insultarme por mis piernas, tenía ese as bajo la manga, y creo que ya no hubo necesidad de usarlo. La inseguridad se percibe, y creo que el público no me percibe insegura.
        Estaba en aquella ronda de chistes y gracejadas, y el público me hizo volver con aplausos y sus gritos para presentarles no uno, varios bises, de chistes y de canciones. Eso sucedía casi siempre. Aquella noche ya eran muchos bises y repliqué: ¿ Qué más quieren que haga ? Y un  señor buen mozo, alto y espigado, con un lunar a la altura del pómulo, camisa floreada, pantalón blanco y un sombrero al estilo de "Dick Tracy" me dijo: "Es que huele a femenino, eso llama, eso jala"... Yo no supe más que decir y sólo dije: A ti te huele a femenino ¿ A dónde andabas metido pues ? Y eso fue el fin del show. El esposo de la dueña, lo dije bien, el esposo de la dueña, la que mandaba era ella, don Fausto soltó tremenda risotada y le dio un fuerte manotazo en la espalda a ese señor de cabello rizado y rojo de Puerto Rico. 
        Lo había visto muchas veces entre la audiencia pero a mí, nunca me interesó la gente de la audiencia. Terminaba mi show y me iba a mi hotel. Si acaso, pasaba a un puesto que vendía una comida muy rara: tacos dorados inmersos en un tazón de caldo de pollo. Yo sólo pedía los tacos dorados de pollo. Y no entiendo por qué iba yo ahí, habiendo tantos sitios abiertos para cenar en Acapulco. Y es que el dueño era un cantante desempleado que mascullaba su rabia ante gente joven, como yo. Su mujer hacía la comida en lo que él hacía pláticas que llevaban un hilo de hiel y otro de sangre de su mal dormir. Se quejaba que no le daban trabajo por gente, como yo, que llegábamos de la capital y nos asentábamos ahí, en su tierra y a ellos, los viejos, los hacían a un lado. 
      Eso no fue tan cierto, ya que, por mi recomendación le dieron el trabajo y vaya que si era un buen cantante. Tenía un color de voz impresionante, pero tenía la mala costumbre de cantar al estilo de Benny Moré, y siempre eran las mismas canciones. Así que, con la pena, yo era la estelar. Porque eso de escuchar cada noche, sí, ahí se trabajaba de domingo a domingo: la mata siguaraya, la culebra, y el yiri, yiri, bon, resultaba cansado, y no le quedaba más remedio a Don Rudy alias Pachito E Che que abrir el show que seguí cerrando. 
      El que estaba encantado era el puertorriqueño que ridiculizé sin querer la noche de las risas de don Fausto. No había puesto mucha atención a los papelitos que me dejaban los meseros en mi camerino. No los leía. Eran del puertorriqueño. Si supe su nombre, no lo recuerdo ¡de tan importante que me resultaba!
      Alguna noche un mesero fue en extremo demandante conmigo, para favorecer a ese cliente tan asiduo que le pagaba un tiempo extra a Rudy "Pachito E Che" para que cantara canciones tropicales. Y que me mandaba decir con el camarero que fuera al menos a saludarlo a su mesa. ¡Quería bailar conmigo! ¡No! ¡No! ¡ Y no! 
      Era yo reservada en extremo en esos asuntos. Me encantaba el lugar porque entraba yo por una puerta que no era el mismo acceso del público, no era la puerta del personal de meseros y cocineras, era una entrada especial para los artistas directo al camerino. Pero aquella vez, ante la insistencia del mesero acudí al llamado del pelirrojo. Este hombre celebró mi presencia de un modo tal, que para mí, creo que perdió la razón, o bien, ya estaba dañado mentalmente.
      Dijo un sinfín de sandeces que no entendí porque la música estaba alta y entre lo que decía él y el sonido de "esa mata nace en el monte, esa mata tiene poder,  no se pue´ tumba´e-e-e-e porque sonoriza, siguaraya, se va, se va, compermiso yo vo' a tumba´". Total que yo dije que sí, y no entendí que hube aceptado bailar con el puertorriqueño que pidió al Rudy que cantara "Como fue, no sé decirte cómo fue, no sé explicarme qué pasó, pero de ti me enamoré... "
        Bailando pegadito yo, con ese señor. Y bueno, el bochorno ya había pasado, me intenté despedir, cuando el puertorriqueño seguía hablando y cuando se silenció la música, y el ruido fue disminuyendo fue que entendí que me ondeaba a mí, sí, a mí, como si yo fuese una bandera. Ya tenía un trofeo: yo.
         Entendí entonces esa cantaleta de regaños de una vez que llevó a muchas chicas " y entonces eso sí que te ardió ¿verdad chaparra? pero menos mal que ya recapacitaste y aceptas que es conmigo el asunto ¿ o no ? "
        ¿ De qué diantre estaba hablando ese pendejo ? Jamás me enteré de si llevó a varias chicas a su mesa. Yo he sido "ciega-cegatas" desde hace años. No veo a larga distancia, pero la vanidad me ganaba y no usaba lentes. Pero desde los 15 años los andaba necesitando. Así que, como nunca leí los recados de los camareros, nunca me enteré de que el puertorriqueño me hacía la ronda. Me tenía atrapada de un brazo y me dijo:
      "Pues ya está, te vienes a vivir conmigo un tiempo, y eso sí, ¡no me trabajas más! Si alguno que otro Sábado quieres venir aquí y cantar un par de canciones te traería y ya. No más faldas cortas, patas flacas. Tú ahí en la casa no te va a faltar nada, tú cocinas, tú limpias y yo, listo para hacerte gozar todas las noches... " Y ¡Alto ahí pelirrojo de malagüero! Lamenté no estar en la edad media para que con una espada le rebanaran la garganta por haberme dicho eso... "te vienes a vivir conmigo... un tiempo... ¡ y no me trabajas más ! ¡Pendejo!
       ¿ Es decir que pensó que yo usaba el escenario como una especie de escaparate para pescar padrino ? ¿ un "patrocinador" ? ¿ Un amante ? Porque bien claro y directo me dejó que marido no sería, ni me interesaba. A mí, no me interesaba en lo absoluto. Trabajaba haciendo lo que más amaba hacer, y aun amo mi trabajo. Ganaba dinero, y mucho. Nunca supe invertirlo bien, pero era mi ganancia, mi paga ¡ mi vida ! Y yo siempre he tomado mis decisiones.
          Así que, ni con la pena, porque no la sentí ni un mínimo para sorrajarle su oferta en la jeta pecosa que tenía. Antes bien dije que era buen mozo, pero no era ni mi tipo ni mi interés. Tenía muchos años, desde los 15 que era una mujer independiente ¿ mujer ? Bueno, niña, pero no me quedó de otra, más que hacerme mujer, y ser total y absolutamente independiente. Gracias a Dios que me ha prestado el don del canto, de la comedia y muchas otras cosas más. En aquel tiempo no me hacía a la idea de ser esposa de nadie. Esto sucedió hasta que yo tuve 37 años de edad, y aun así, sigo haciendo mi trabajo porque me gusta hacerlo.
       Dejo pues en este relato, con muchas aristas de anécdotas que salpicaron mis recuerdos, primero, la ira del dizque profesor, ese misógino que aconseja al estudiantado de cómo se debiera tratar a una mujer, después, fue la sorpresa de una llamada telefónica de un compañero que está en Texas para ofrecerme trabajo, y luego, disipada la ira, escuchando las canciones de Benny Moré, fue que pude dar término y decir a mi manera, cómo rechacé aquella OFERTA que me hacía un puertorriqueño hechizado por el ron que tomaba en las noches del Noa Noa, o por mis chistes, o mis canciones, mis piernas dejó, alto y claro que no, esas, me las quería hacer a un lado ¿ verdad ? o bien, porque como antes dije: estaba rematadamente loco.
      Pero, como la mujer que fui, desde muy temprana edad, y la mujer que soy, a mis casi 54 años, digo presente, en este 8 de Marzo de 2017, aplaudiendo de pie a tan grandes mujeres que existen hoy día, y no son sólo para tener a punto la cena y para coger. Sean hombres los que son hombres, y ejerzan como hombres, no como pendejos. También a las mujeres, sean mujeres, y ejerzan como tal, eso, no significa que pretendan ser como los hombres, no sean pendejas pues.
UN ABRAZO MUJERES.