sábado, 25 de febrero de 2023

Reto #9 MEDRANDO A MADRAZOS

 Nos llevaron a fuerza; no a empellones, pero sí con la amenaza de quitarnos los incentivos económicos: rebajar las primas vacacionales y retrasar los pagos de aguinaldo lo más que se pudiera, en fin, una violación a nuestros derechos laborales. Ese capataz que nos dirigía, le urgía un látigo para tatuarnos su poder sobre nuestras espaldas. 


En mi caso particular, detestaba la política, pero mi necesidad era grande. Me hicieron cargar una pancarta a donde iban escritas muchas veces las palabras “viva esto…” “viva lo otro…”, agradecer de antemano las promesas del candidato a la gubernatura del estado.


El sol me achicharraba la voluntad de dar un paso más. La sed había secado cualquier aliento para lanzar esos “hurras” ensordecedores de tantos que estábamos en ese “mitin”, de seguro igual que nosotros, acarreados con el agrio amago de perder privilegios.


Un sujeto que olía a espliego y usaba una guayabera blanca me dijo con una sonrisa exquisita:


—Tranquilo, Calvo. Esto así ha sido siempre, pero el candidato va a renunciar.


A nada de estallar me contuve y respondí:


—Anda de suerte, “amigo”, le digo así solo por no rajarle la cara, porque soy calvo, pero Calvo es también mi apellido. Así que se salvó de un buen almuerzo de mis nudillos, porque estoy más caliente que un…


—¡Claro que sé que eres Calvo! Calvo Sansores de la prepa tres… ¿no me reconoces?


No lo reconocí con ese bigote impecable, esas gafas oscuras con montura de oro. Era Tito, tuvo que decírmelo cuando bastó una seña para que no brincara el capataz porque mi…, amigo, pues, me sacó de la turba y me llevó bajo los arcos en los pasillos de Palacio Nacional. Me invitó una silla y me dio a beber Coca-Cola helada, mientras me informaba que el capataz era su primo. Y si tenía ese carácter encarnizado se debía a que no le quedaba de otra. 


Tito sería el candidato, y en ese mitin se desvelaría la dimisión del actual. Mi mente no daba para más. Tito era un imberbe al que las temblorinas que lo aquejaban en sus tiempos de bachiller, lo mantenían a raya de los que éramos populares por crápulas y abusivos.


Me informó que padecía hipoglucemia, y para ese tiempo no lo sabía, pero ahora todo estaba bajo control. Me recomendaría con el capataz de la empacadora donde se me deshacía el lomo encorvado pelando camarones por un sueldo de hambre. Ya no me maltrataría por más tiempo. Me ofreció otra opción.


—¿Trabajar contigo? ¿Haciendo qué?


—De guardaespaldas. Siempre has sido bueno para las trompadas.


—¡Eso ni digas! Si fuera bueno, a tu primo ya lo habría hecho escupir los dientes…


—Son tus circunstancias. Ya verás cuando te dé la ropa adecuada y la autorización, si no te regresa lo gandalla.


—Gracias, pues. Dime, ¿cómo te enrolaste en esto de la “polaca” y hasta podrías ser gobernador?


—Es cosa de estratagema, maña, saber meterse, es la única oportunidad como tú que conmigo vas a medrar, y medras porque medras.


¡Ah que Tito tan abusador! “Medras porque medras”; no sé qué quiso decir, a lo mejor me insultó, pero es cosa que como va a ser mi patrón, no le puedo dar un buen madrazo.


—Oye, Tito, ¿y si no ganas?


—Para eso te tendré a ti. Al que no vote por mí, lo agarras a madrazos.

miércoles, 1 de febrero de 2023

¡Ya llegó la maqueta!


Lo enviaron para revisión. Por mi parte no tengo nada que corregir. Estoy leyendo los otros cuentos. El mío está en la página 49: De antigüedades y otros despojos.
Tengo cel nuevo y me  estoy familiarizando con él. Además está pidiendo actualizaciones a cada rato. Por eso no he checado el chat.
SALUDOS.