miércoles, 29 de marzo de 2017

Y EL LETRERO DICE "RETIRO ENVIDIAS"



Y EL LETRERO DICE: "RETIRO ENVIDIAS"

     Y a menudo, ya que vivo cerca de dos mercados principales, de las flores y de los yerberos, veo ese letrero "Se hacen limpias y retiro envidias".
       Alguna vez, por pura y simple diversión, crucé una cortina de terciopelo, con mugre crónica de todos aquellos que visitaban ese lugar de supuestos arcanos, que en bolas de cristal, con la barajas, y algunos, hasta lectura de agua en lebrillos improvisados te decían tu pasado, tu presente y tu futuro. Sabían, según ellos, cuántos cabellos tenías en la cabeza y el día, la hora, el momento exacto de tu muerte; pero, eran "tan profesionales" que se reservarían dicha cita, no fueras a caer muerto ahí por el impacto y entonces sucedería algo extraordinario: ¡Ya la cita era incorrecta ! Es decir, no morirías dentro de no sé cuantos años, en algún  sitio remoto, de una enfermedad que aun no se conoce por estos tiempos. En fin. ¡Arcanos!
      Desde que las envidias silenciosas se despertaron, ahora es malo, malísimo querer pasar no desapercibido. 
       ¡Que fea persona que eres tú! ¿Quieres ser famoso? ¡Oh por Dios! Eso es una grave ofensa para Dios. ¡Mjú! El ser más famoso, tanto como Jesucristo, ha sido tan celosa esta fama, que dicen los que saben, que el otrora exitoso grupo musical "the beatles" se cayeron de su pedestal cuando dijeron: "Somos más famosos que Jesucristo". Más adelante, gracias a las redes sociales y al Internet, me entero que esta frase no la dijo el cuarteto en total, sino que la dijo el hombre que fuera asesinado por su propio fan Mark David Chapman. Este hombre fue John Lennon, y del que jamás se escuchó disculpa pública alguna por haber dicho tal frase. Pero también afirman los fanáticos, que por eso murió John Lennon, es decir, si no decimos nada que ofenda a Dios, no moriremos jamás... ¡huy que miedo! ¿ Están listos judíos errantes para ver morir a millares de generaciones ? Concluyendo: Los "beatles" aun son recordados y sus canciones muy reconocidas y bellas la mayoría de ellas. 
      Si la fama es tan mala ¡Cristo no debiera ser tan conocido! ¡Quién como Cristo! ¿ Como pudo Shakira escribir en su canción "Octavo día" pobre de Dios que no sale en revistas, no es modelo ni artista, ni de familia real... ! Es decir, según la versión de este tema, ya nos cargó la chingada ¿ Pobre de Dios ? ¡También la van a matar como al Lennon ! ¡Pobres nosotros! No habrían revistas suficientes para que todos saliéramos en estas, aunque lo nieguen ¡todos quisieran salir! ¿ Por qué creen que es tal éxito de la red social Facebook ? La gente retrata su comida, se retrata en el baño, se retrata maquillándose, desmaquillandose, hace trasmisiones en vivo, del camino de su casa a la de su comadre Petrita, como si eso, fuera un gran acontecimiento que ¡nadie deberíamos perdernos! ¡Todos informantes, periodistas, politólogos, y ¿ le sigo ? y ¿ la familia ? Bien gracias. Y me regreso a donde estaba: crucé la cortina con chancros de aquel lugar místico, que olía a mirria revuelta con sudor de pies y axilas. Me recibió una joven, que no tenía nada de extraordinario en su vestir ni en su pinta como para ser una especie de sabia, que me cobraba la cantidad de 50 pesos "para poderme ayudar". Recuerdo que antes de entrar, escuchaba los gemidos de una mujer que le pedía y le imploraba a la "adivina" que le diera ya, pero ya, las pócimas correctas, para que el hombre casado que ella amaba, abandonara a su esposa y se quedara con ella. La "adivina" ya muy desesperada le gritó: ¡vieja rogona! Váyase de aquí, vaya con un psicólogo... ya le dije que ese hombre tiene un compromiso y no va a abandonar a su mujer por usted. ¡Acéptelo! Creo que ahí tenían que haber dos aceptaciones. La de la mujer que sufría por ese amor imposible, y la de la "adivina" que de pronto se aceptó discapacitada para aliviar la pena de su "paciente" o cliente, no sé, y la echó del lugar... Recobró la compostura en cuanto me vio a mi, en sala de espera. Solo le sonreí, recuerdo... 
      ¿ Qué me gustó ? La mesita bien acomodada y con unas barajas españolas y un tarot. Ahí, ya dentro de ese cuartito el ámbito era de lo más grato. Le habría pedido que me dejara quedarme a dormir un buen rato ahí. No se percibía el bullicio de la gente haciendo compras frenéticas, ni nada. Vaya que si había paz ahí, no obstante el altercado unos minutos antes. Tan sólo por eso, mis 50 pesos estuvieron bien gastados. La adivina me tomó la mano, la puso al centro de la mesa y me roció con un "spray" de un aroma muy grato. Escribo y siento como se me eriza la piel desde la nuca hasta los brazos al recordad aquella suavidad en todos los aspectos. La joven me dijo: ¿ Cuál es su problema? Fue tan gentil que aguantandome la risa le dije que no tenía ningún problema. Al contrario, me sentía muy a gusto ahí. Se desconcertó y tomó una libreta que tenía las cubiertas arrancadas y se veía, esa libreta, en total desorden. "Dígame su nombre" me dijo; "Delta" le dije. ¿ Delta ? Sí, Delta. Lo escribió. ¿ Usted conoce el significado de mi nombre ? le dije. Dijo ella: No. Pero la baraja nos lo dirá. Mi nombre es Leticia y me gusta que me digan Lety. Y yo sí sabía que "delta" es la cuarta letra del alfabeto griego, y también en masculino, es algo así como un depósito pluvial, en forma de triángulo donde desembocan dos brazos de ríos, algo así. 
      La mujer seguía con su trato suave y yo seguía a gusto ahí. La temperatura era ideal, insisto, con ganas de pedirle que me dejara echarme un sueño, una buena siesta en ese diván blanco capitonado, precioso. Me dijo que "mi nombre" significaba ave de buen augurio; que a cualquier lugar que llegara, sería portadora de buenas nuevas y que tenía yo muy buena estrella: me lo dice tu sonrisa. Pero, sin embargo, aquí, veo un problema... un serio problema.
      ¿Que es? Saca una carta y dice, una mujer morena, hice un gesto de interés, y eso animó más a la arcana, y saca la siguiente baraja, es tu amiga, bueno, se hace pasar por tu amiga. ¿Y luego? Anda con tu marido, son amantes. ¡Hombres! 
      Me volví a sonreír, pero, con toda honestidad, no me burlaba de ella, estaba disfrutando ese momento. Le dije: no soy casada. Se lo aseguro. No lo soy. Y ella seguía tan fresca, y me dijo: ¿A qué vino usted? Le dije: Vine por el letrero: retiro envidias.
      Me hizo una lista interminable de las cosas que se debería comprar para evitar mis pasos truncos en la vida, me mostró unas veladoras en forma de manzanas, uno botes de miel, polvos de oro, y algo que hizo ahí de manera gratuita. Se vio bonito. En tres manzanas reales, esparció miel, y le puso canela, le roció el polvo de oro, y pensé que eso era un centro de mesa espectacular para alguna cena romántica. ¿ Y ya con eso se me va a quitar la envidia ?
      Ahí sí perdió la paciencia, y estuvo a nada de echarme como a la rogona... jajaja. Le dije que no se molestara, el letrero dice, retiro envidias, y quería la envidia lejos de mí. Si otros me tienen envidia, a mí no me importa su sufrimiento, si hay gente que siente envidia de mí, quizá yo ni me entere, pero yo, ¡Ay de mí¡ Le dije que era artista, y la fama, la fama era como un pez escurridizo se que me escapaba de las manos. No anhelaba más nada en esta vida que ser una artista, ya lo era, pero una artista famosa, muy famosa, como los Beatles, más famosa que Jesucristo, que la Virgen María, ¡ que San Judas Tadeo! ¡Oh no! ¡Voy a morir !
      Llevaba ya muchos años picando piedra, y siempre se me caían los planes, los contratos y se cerraban las puertas grandes, y eso no era lo peor... Lo peor, era que veía como a otros se sí se les abrían las puertas grandes, no se les caían los planes, todo siempre llegaba a buen puerto, y sentía un odio infinito... una rabia incontenible... y entonces ya no quería dormir en ese diván, el aire se vició con mi mal humor y mientras despotricaba contra mi propia suerte, veía a la muchacha delgada, blanca, de cabello lacio y canelo, mirarme con una lástima, que mejor paré. 
      ¡Son las envidias de otros las que no te dejan avanzar me dijo! Tienen tu imagen enterrada en un panteón... Te va a salir caro, pero, con esto, ¡ sí la haces !
       No señorita, no. Le dije. Por lo mismo que no tengo fama, tampoco tengo dinero para comprarle tanta vela, y ceras, y chiles secos que en mi mercado de Jamaica está quince veces más barato que aquí, no creo que me alcance para pagarle como si fueran gemas unas piedras de cuarzo y otras tantas que parecía pirita ( oro de tontos ) y no sé cuanto cacharros más para hacerme amuletos y talismanes. Y salí, igualita que la mujer que lloraba por aquel amor imposible. Bueno, yo no salí llorando, pero sí reavivé ese sentimiento, tan humano, tan vivo, tan cierto, que, sólo los muertos no lo tienen. Los muertos no tienen, frío, ni calor, ni hambre, ni amor, ni pena, ni celos, ¡ni envidia!
      Todos la tenemos. Algunos en mayor o menor medida. La solución estaba en mí, y ¡vaya que si me costó trabajo controlarla! ¿ La solución ? Dejé de compararme con los demás. ¡ Ah que manía la mía ! Recuerdo la película "El Silencio de los Inocentes" al doctor Hannibal Lecter que decía:
      ¿Buscamos cosas para codiciar? ¿ Que codiciamos ?
       Lo que vemos día a día. Así de doméstico parece el problema. No es posible sentir envidia porque mi vecino tiene un castillo de cristal, porque aquí, al menos yo, no he visto ninguno. ¡Gracias a Dios ! ¡Sí es verdad que el pasto del vecino sí se ve más verde y parece algo, con lo que ya nacimos, siempre parece más verde, aunque quizá no lo esté, bien probable ha de ser, que mi vecino ve mi pasto más verde que el suyo, y así nos seguimos en la vida...
      ¡Pero no le digas a nadie que sientes envidia! Su dedo flamígero te incendiará y te lanzarán una retreta de descalificativos... ¿ qué no ves que todo el mundo aquí en el mundo es bueno ? El mundo está como está, pero nadie sabe por qué... ¡Aquí, todo el mundo es bueno! Y si acaso, han llegado a decir que sienten envidia, te dicen que es "envidia de la buena". Ajá sí. ¿ Me da diez centavos de veneno del bueno ? Sí, mire, del que no mata... la envidia, es la envidia y no es como la luna, con un lado luminoso y otro oscuro. La envidia es una, y es como la mentira, "mentiritas blancas" ¡ Las mentiras no son de colores! La mentira, es mentira, vayas a donde vayas... ¿ Estamos ?