domingo, 26 de junio de 2022

DERECHOS DE AUTOR

 Hoy me tomo el día libre, colegas. Además, no creo que tenga tiempo de escribir por aquí. Estoy en una serie.

Es muy recurrente la pregunta sobre los derechos de autor.

Si terminas una obra: cuento, novela breve O LO QUE SEA, debes registrarlo SÍ O SÍ.

Lo que subo a mi blog está registrado. Estamos en la era on-line, aprovénchenla. Ya no es necesario ir a las oficinas (que en pandemia estuvieron cerradas), pero desde mucho antes el registro de tus propiedades intelectuales se hacen en línea. ¿Que cuesta? ¡SÍ! También, en la era digital, se han hecho a la idea de que todo es gratis. No, "señoritos", no.

Así que si escriben algo, no lo suban de inmediato a las redes y/o plataformas diversas que hay.

¿Creen que lo que comparto en redes o subo a mi blog no está siendo copiado por algún pendejito falto de sesos y ganas de joder? ¡Claro!

Y, lamento decirles esto, si preguntan con tanta insistencia es porque roban y no es temor a ser robados. 

La pregunta mil veces hecha, cien mil veces contestada.

El en vivo de Lori estuvo plagado de LA MISMA PREGUNTA. ¡Carajo! ¿No tienen más dudas? 

Bueno, me retiro, colegas. Feliz domingo.

UNA FELICITACIÓN ESPECIAL A LES AMIGUES QUE CELEBRARON EL ORGULLO GAY.

(Me caga el lenguaje "inclusivo" 😂)

sábado, 25 de junio de 2022

¡AUTORIZADO!

 La primera vez que pisé un cabaret me asusté, no tenía costumbre de ver a las artistas con aquellas vestimentas estrafalarias, con muchos adornos en la cabeza y del resto muy poco, aunque ese poco estaba lleno de piedras que parecían que tenían luz propia. Era tal cantidad de plumajes de aves exóticas en los tocados sobre sus cabezas y cuellos, tantas las capas translúcidas que arrastraban como colas de novias etéreas, sobre zapatos de plataformas cuajadas de brillos, que tanto glamur me hizo sentir diminuta. No tenía las características físicas para ser una vedette, aunque cantaba y bailaba, y tampoco era mi deseo convertirme en una. Pero por fin pisaría un escenario de verdad en un club nocturno de categoría. Carecía de los accesorios para destacar, sin embargo, fui recibida con muchos aplausos del respetable. 

     No imaginé que me iniciaría como artista en un sitio como ese, pero si esa era la puerta que debía franquear para continuar en mi búsqueda de otras oportunidades, con estudio, disciplina y sin traicionar mis valores, hoy me siento muy orgullosa de haber cantado profesionalmente en cabarets de prestigio y en otros de no tanto. 

     Me fui forjando y agarrando tablas, afianzando mi experiencia sin perder la perspectiva.

     Hoy les ofrezco estos relatos que, de un modo no premeditado, se quedaron en mi memoria; son retazos de vida de mis compañeras y en algunos relatos es la mía propia, camuflados con astucias poéticas y respetando sus nombres reales, porque mi única pretensión es compartirles  pequeños trozos de lo vivido con aquellas personas que fueron artistas por convicción, por accidente o por mientras hallaban otro sendero. Va por todas ellas que el destino puso en mi camino, porque fue en un cabaret donde a algunas las vi cantar, bailar, llorar, reír, beber, drogarse y morir. 

Lety Grey.

QUERIDOS COLEGAS: AQUÍ ESTÁ LA "NOTA DEL AUTOR" QUE, POR FIN AUTORIZÓ LA EDITORIAL. (Escribí 23) GRACIAS POR SUS BUENAS VIBRAS Y BELLÍSIMOS COMENTARIOS. SÉ QUE SON DE CORAZÓN. NIÑOS MÍOS (NIÑES) POR SUPUESTO QUE LES DARÉ A CONOCER TODOS LOS RELATOS DEL LIBRO ANTES DE QUE SALGA (LOS QUE QUIEREN) PERO IRÉ DE A POCO. LUCHAMOS PARA QUE EL PRÓLOGO LO HAGA ELENA PONIATOWSKA. FÍJENSE QUE ERA SU ILUSIÓN CUANDO NIÑA, SER CANTANTE EN UN CABARET. TAMBIÉN ME ENCANTA LUPITA LOAEZA. EN CUANTO A ELENITA, HE ESTADO EN SU CASA (ANTES DEL COVID Y LOS ROBOS QUE HA SUFRIDO) ESE PALACETE EN CHIMALISTAC TAN LLENO DE ¡MÉXICO!

VAYAN A CHIMALISTAC, ES MÁGICO. 

Y BUENO, YA HAREMOS UNA REUNIÓN DE LECTURA O A VER QUÉ SE NOS OCURRE. GRACIAS POR SU INTERÉS. LOS QUIERO, MIS AMORES. FELIZ FINDE. 


jueves, 23 de junio de 2022

El vuelo de los colibríes

 Se los recomiendo. Lo leí ayer. Por Amazon me salió en 50 pesos. Sue lo vende en físico por más. Este libro se va a reeditar por PENGUIN RANDOM HOUSE. Si leen esta vieja versión tiene errores tipográficos (muchos) y de narrativa. Está en primera en persona y luego hay cosas de narrador omnisciente. 

No juzgar. Escribió esta novela (muy buena) a los 17 años. Ha lanzado su propia plataforma para lecturas pero esa es otra historia.

Ahora mismo está en la feria del libro en Guadalajara.

¡SALUDOS!

martes, 21 de junio de 2022

Seguimos en contacto

 Colegas, estoy leyendo un libro que me tiene toda trémula y ansiosa. Me llamaron (un bomberazo, decimos en mi argot) para grabar una cápsula médica y, en lo que acomodan las cámaras escribo.

No se amilanen si alguien fue elegido por una editorial y otro no. Eso le pasa a cualquiera, a Lori, recuerden el vídeo que hizo cuando rechazaron su novela, DESPUÉS DE HABER PUBLICADO NUEVE LIBROS. A cualquiera le sucede. ¿Tienen idea de cuántos castings envío al día? Entre 7 y 9. Y puede que en un mes, no pase ninguno. Uno pasa un casting por las razones que menos se imagina.

Ahora bien, estamos hablando del mundo literario. Z publicó en Amazon. Es gratis. Obvio, hay que pagar la corrección de estilo y diseños de portada y, otros gastos. 

Escribir es una cosa, publicar es otra.

Yuya, la "youtuber" ha publicado libros. Eso no la convierte en escritora. Por supuesto que tiene el derecho de publicar, en formato de libro, lo que publica en vídeo.

Sí interviene la suerte.

Yo solía afirmar que no creía en la suerte. Hoy sí.

Pero ahora yo disfruto los procesos. Ustedes saben a dónde viajan cuando escriben sobre esos mundos ignotos, extravagantes e incocebibles mientras le dan vida a sus personajes. Yo no he escrito nada así. Pero no significa que yo sea mejor o viceversa. Sus escritos pueden gustar o no... 

En el caso de MTLBN ignórenlo. Sus escritos me parecen buenísimos. BUENÍSIMOS. Pero solo Dios sabe por qué no le ha elegido una editorial. Y  (afirma que no quiere autopublicar), la verdad, si no lo saben, esta persona trabaja en SEARS. Tiene un sueldo de empleado y autopublicar sale caro. Yo publiqué mi primer libro así, pagando. Me salió CARÍSIMO. Y ustedes saben que, al menos en México, a la gente no le gusta leer. (No sé en otros países de Latinoamérica). Pero la cultura no es, propiamente dicho, lo nuestro. Es gratis y la gente no va al teatro. No va a los museos. 

A la gente le gusta saber sobre Shakira y Piqué, Belinda y Nodal. Hasta lo de Deep y no sé el nombre de la mujer. Con toda sinceridad, nunca entendí de qué se trató el escándalo.

Han hecho una comunidad hermosa de escritores, lectores y gente con amor al arte. No se vulgaricen con actuaciones más inherentes al vulgo. Defínanse como gente bien, culta, sana.

Nos leemos el viernes. ¿Va?

Y Lori vuelve ya este sábado a transmitir en vivo. 

¡FELICES TRAMAS!

Love. Lety.

*Ya les contaré sobre lo que leo. Lori no es booktuber ni yo. Pero ya les contaré.

A propósito de booktubers, ahí tienen El Librero de Valentina que a mí, casi nunca me ha decepcionado.

lunes, 20 de junio de 2022

RETO 19 (MEA CULPA)

 Lamento no lamentarlo.

Estaba en emergencias, debían transfundirme sangre. Nunca antes recibí sangre. Sentí el peor de los miedos. Veía gente grave por todos lados, yo era la menos, pero me reportaban muy delicada.

    No quería morir.

    No ahí; ese lugar tenía el piso manchado de sangre, no había tiempo para la asepsia. Estaba nuy frió. Patético.

    Menos mal que no tenía ningún dolor, ninguna herida. Mi diagnóstico era anemia severa. Tenía 4 puntos de hemoglobina, lo normal es 12. Un fallo cardiaco me estaba respirando en la nuca.

    Era tiempo de ponerme en paz, por si acaso.

    Lloré tan genuibamente que quedé exangüe. Aun así, podía escuchar las canciones desde una radio portátil. La música se mezclaba con los gritos de los enfermos. En medio de aquella barbarie sonora, hablé con alguien que presumí era superior a mí.

    Dije la verdad: he matado.

    Interrumpí un embarazo hacía dos décadas y hasta ese momento tomé consciencia de aquel acto. Fui muy honesta, hablé desde mi débil entraña: sentía profundamente el no lamentar el hecho, y Dios debía entender por qué. El sabía mi problema.

    No sabía si era un acto de contrición o de atrición.

    Pero si Él lo sabe todo, sabe que ne siento culpable de no sentir culpa.

    Después de eso, me abandoné a mi suerte por los abismos de la inconsciencia, pero con mucha fe.

LG. 

viernes, 17 de junio de 2022

Sobre lenguaje

 BUENAS...SOBRE IGNORANTES, IGNORANTAS E IGNORANTOS (carta de una profesora con acertadísima y lapidaria frase final).


Tengo 60 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política.


En jardín (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación infantil", mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente: la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo" y la U de "uña".


Luego, cuando eras un poco mayor, llegaba "Semillitas", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto. Eso sí, en el Semillitas, no había que colorear ninguna página porque para eso teníamos cuadernos.


En Primaria estudiábamos Lengua, Matemáticas, Ciencias. En 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de "b en vez de v" o cinco faltas de acentos, te bajaban y bien bajada la nota.


En Bachillerato, estudié Historia Local y Universal, Latín, Literatura y Filosofía.


Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las "Coplas a la Muerte de su Padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda. 


Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección.


Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura. Y.. vamos con la Gramática.


En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales.

El participio activo del verbo atacar es "atacante";

el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir,  "existente".


¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene identidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "ente".


Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta",independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.


De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice"estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”.


Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (los hombres que ejercen el periodismo no son"periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española ? Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).


Les propongo que pasen el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).


Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, el machisto y el feministo. 


Porque no es lo mismo tener "UN CARGO PÚBLICO" que ser "UNA CARGA PÚBLICA".


Lamentablemente la gente no piensa ni razona en su mayoría,repite como lorito porque si lo dice un Ministro o una persona que es de su partido político entonces debe estar bien dicho.

Lamentable......(Tuzky)

Tengan ustedes un día maravilloso !!!

Pensar es gratis aún....

Ya llegó quien anda ausente.

 Queridos compañeros:

No he estado presente en casi nada. He trabajado mucho. Estuve metida en una serie e hice capítulos para Azteca y Tele, ustedes saben. Ni siquiera los he podido editar. Recurrí a Cruz, (una asistente que tuve), y en los tiempos duros de la pandemia se fue a su casa y nosotros nos confinamos acá. 

También les tengo la noticia que ya terminé de escribir mi novela. No sé cuánto le llevará a Lorena dictaminarla porque ella también está escribiendo. Por eso no participé en todos los retos. 

Claro que estoy leyendo, (eso no podría dejar de hacerlo, leo desde los 9 años). Solo que cuando (como actriz) analizo un personaje, no me puedo distraer con nada. 

Pero por hoy sigo aquí.

Estoy haciendo la escaleta de un nuevo escrito. Estamos en "las discusiones" de la portada de "fue en un cabaret", (anoche me dormí tarde tratando de hacer un boceto del diseño), pero ustedes saben que la última palabra la tiene la editorial.

Les saludo y les abrazo con mucho cariño. Gracias por sus comentarios en el reto. Me motivan mucho.

Love. Lety. 

lunes, 13 de junio de 2022

TANTO PEDIR AL CIELO (RETO #18 2022)

 

Tanto pedir al cielo que se nos ha venido encima. Creo que sigo vivo... Sí, lo estoy. Empujaba el carrito con unas botellas de aceite y de pronto ya no supe más de mí. Creí que soñaba cuando abrí los ojos y vi la iglesia de los Testigos de Jehová, pero recuerdo perfecto que junto a ese edificio estaban una farmacia y una óptica; ahí compré mis lentes. ¡Mis lentes! No traigo mis lentes, es eso, no me ubico porque no traigo mis lentes.

 

Dije que iba al supermercado. Dejé mi carro en la calle lateral de la iglesia de los protestantes, pregunté en la farmacia por un medicamento que no compré porque no tenían sistema, dije que volvería en un rato.

 

Ahora trato de encontrar la farmacia y creo que debo encontrarla si repaso las calles de mi memoria rota, estoy mareado y por eso es que no la encuentro. Está en el otro costado de la iglesia, si no es en uno es en el otro, pero no entiendo por qué tampoco está la óptica. Es la que más me hace falta, al fin que la medicina la podría comprar después.

 

Con los retazos de mi mirada observo y me veo sentado, recargado en una pared húmeda. Hay gente junto a mí, pero parece que están dormidos, aunque escucho murmullos que de este lado están los muertos. Ahí me confundo. El agua se mueve, me toca las plantas de los pies y me hace tiritar. Es agua puerca con residuos flotantes de basura: barbijos, botellas de plástico, y no sé qué más.

 

Si estaba en el supermercado en el área de comestibles, no sé por qué solo me acuerdo de las botellas de aceite, tenía que comprar atún; quizá si lo compré. Estoy en mejor estado que los que me rodean, pero por más que visiono no sé por qué la iglesia no tiene el letrero: “Dios es Amor”, a menos que se trate de otra iglesia, pero eso sería imposible. Es la misma iglesia porque sí veo mi carro, entre un amasijo de troncos y hojas veo su color bermejo y hasta distingo el brillo del rosario de piedras que cuelga del espejo retrovisor.

 

Empiezo a entender cuando una ráfaga de luz me quebró la frente. Alguien grita: “¿Necesitan ayuda?” Yo respondo que la necesito, porque no sé realmente qué está pasando al momento en que voy nadando en las aguas negras, voy a buscar la óptica, necesito unos lentes y escucho que una tromba derrumbó el techo del supermercado y tiró árboles que derrumbaron algunos edificios. Oré para que lloviera, oré tanto, que se nos vino el cielo encima. Ahora tendré que rezar por encontrar la óptica, o bien, si encuentro la farmacia primero compraré un somnífero, tal vez dormir profundo me venga bien.

*UN ABRAZO A LA GENTE QUE NO LO PASÓ BIEN EN EL DERRUMBE DEL TECHO DE UN CENTRO COMERCIAL Y DE LA ENTRADA DEL METRO MIXCOAC.

 

 

 

 

sábado, 4 de junio de 2022

LA OTRA SANTA

 Compañeros, les comparto uno de los cuentos de la colección "FUE EN UN CABARET" que ya está en la editorial. He sido muy afortunada de haberlos conocido, como también he sido arropada por el Altísimo. No claudiquen, sigan adelante y van a alcanzar sus metas. Si yo pude, ustedes también.

                LA OTRA SANTA



Alguien me dijo que la verdadera soledad es aquel sentimiento con el que algunos seres humanos no pueden lidiar, y sienten la necesidad de llenar ese vacío con muchas cosas: alcohol, drogas, música, amigos… Era el caso de esas mujeres que pululaban en el cabaret con la sonrisa maquillada y el pecho desmadrado por dentro, las que cada que se miraban al espejo, este se fracturaba al mismo tiempo con ellas. Se agobiaban con una lluvia de preguntas a las que no encontraban la respuesta y eran una total contradicción: sonreían al tiempo que las lágrimas negras del maquillaje surcaban sus mejillas. 

Sonreían y a veces rompían la delicadeza con carcajadas estruendosas; las oía cantar a gritos como desquiciadas, las sentí llorar a la callada haciendo un ronroneo de gatas menesterosas. 

De todo ese ramillete de damiselas nocturnas, Perlita era la que se destacaba, por algo llevaba ese nombre; tenía toda la magia misteriosa de una joya que nace en las profundidades del océano. Era tan blanca como si la luna le hubiese compartido parte de su fulgor, tan pequeña que podía caber en la palma de mi mano, tan frágil que yo nunca le hubiera gritado por temor a que se rompiera, pero el Pepe, ese desgraciado no solo le gritaba: la golpeaba, la humillaba, la prostituía. Hacían un dueto musical; se llamaban El dueto Matamoros.

Me sentía como un manco inservible cuando en vez de aporrear las teclas del piano, no le sorrajaba sus buenos madrazos a Pepe toda vez que él jalaba de los cabellos a Perla y le deshacía el peinado, aseverando que la chica no estaba a tiempo cuando ya habían sido anunciados. Ese gusano siempre encontraba motivos para azotarla, lo hacía siempre, siempre, siempre. Y yo ahí, deshaciéndome en cada suspiro por ella mientras ella solo tenía ojos para él. Yo, semejante al Hipólito de Federico Gamboa, solo que sin ser ciego de verdad, pero me tenía que hacer pendejo; como que no veía, como que no oía, como que no me importaba nada mientras tocaba el piano. ¡Tan estúpido yo!

 No sé con qué clase de hechizo él se apropió de la voluntad de Perlita. El Pepe la ofrecía a los clientes como si fuera una vaca y no una muñequita de porcelana, tan cándida, tan tierna y tan tonta. En cuanto al Pepe, lástima de frac, lástima de corbata de moño, lástima de mancuernillas de oro con una esmeralda cada una, lástima de zapatos de charol para vestir a un granuja que no era más que un vulgar padrote.

Y la pobre Perlita que después de cantar tenía que ponerse un vestido largo, mitones de encaje y sobre estos, muchos anillos de oro con piedras de rubí, zafiros, y brillantes. No necesitaba la pieza tosca que se ponía en el cuello, aunque se tratara de oro de verdad y piedras preciosas. Una vez que Pepe se arreglaba con el cliente y cobraba, entonces le quitaba toda la joyería a Perlita y la mandaba a un hotel con el amante en turno. El desgraciado de Pepe miraba su Rolex dorado y les decía que tenían tres cuartos de hora para que Perlita regresara y se preparara para hacer su siguiente presentación. 

Una vez ella regresó al cabaret con el cabello mojado. Pepe la recibió a golpes porque faltaban cinco minutos para su acto y el cabello no lucía bien en esas condiciones. No sé por qué le pegó si ella lo resolvió perfecto usando una peluca. Resultó más complicado tratar de tapar los moretones de la cara con maquillaje, que el asunto que lo empujó a agredirla. Lo hacía por vicio, el muy infeliz, y yo seguí ahí, ciego, mudo, manco. 

Era yo el hombre más feliz a las siete de la noche que se abría la sección del piano bar. Había cinco mujeres que cantaban ahí y entre ellas estaba Perlita. A ella la llegué a acompañar cuando decía en su canto: A todas podrás engañar, a mí ya no, que tú eres actor de verdad que diriges la comedia… Infinidad de veces con el puro pensamiento le pregunté a Perlita por qué no se apegaba a lo que decía esa canción que ella entonaba de modo tan pasional, que no faltó noche alguna que el respetable la aplaudiera de pie. Cuántas ansias de sacudirla para que aquello que entonaba perfecto le entrara por los oídos y le llegara al corazón: regalos, promesas de amor para aquellas que comienzan, tu mentira suena cierta y tu burla me molesta, mejor me voy… Por qué carajos no se iba de su lado si el haragán de Pepe no hacía ni siquiera el intento por disimular que era un vividor inmisericorde. 

Tenía buen porte, era guapo, en efecto, pero eso era nada cuando sus sentimientos eran más negros que las teclas de mi piano. En cambio, Perlita no era propiamente como las teclas blancas, era algo más, era como la sal, como una droga en polvo de una pureza y mortalidad inverosímiles, era como una estrella, inalcanzable, y por lo mismo me preguntaba de qué clase de artilugio se valió el Pepe para espetarla con su arpón de malignidad y ponerla a las brasas de los lujuriosos que la compraban y de toda aquella ganancia la muy ingenua no veía un solo centavo.

A mí ya no, ahí te dejo en tu complejo de gran señor, pues la estrella del reparto aquí soy yo, y te digo adiós…, qué hubiera hecho el infeliz de Pepe si Perlita le hubiese aplicado la frase de esta canción. Y ni falta que le hacía decirle adiós, simplemente irse, dejar que un ventarrón se la llevara bien lejos y la acomodara en un manto verde de pasto, y un poco más allá, un arroyo de agua viva con muchos árboles frutales, por allá por Chimalistac, que ya era una colonia de ricos que preservaron la zona boscosa y mantuvieron limpios los ríos. Eso era lo menos que se merecía Perlita; en ese paraje la visualizaba yo en mis insomnios de mediodía, los peores. Mis tripas reclamaban alimento y yo en un tapanco donde apenas cabía mi cama que se hacía sofá, tenía que levantarme y conectar una parrilla para freírme unos huevos y engañar a esa entraña malévola que gozaba con interrumpir mi sueño. Después ya me era muy difícil volver a dormir y por eso siempre andaba muy cansado. Pero la culpa era toda mía porque a las once de la noche terminaba mi trabajo en el piano bar, y en vez de irme a mi tapanco desmirriado, me quedaba para ver la función del cabaret, bueno, no, qué mentiroso soy, me quedaba para seguir viendo a Perlita. Estaba yo tan enfermo como todas esas infelices que iban dejando regadas las lentejuelas que se caían de sus vestidos y las mismas les iluminaban el camino de regreso a la soledad de su camerino. Me hacía falta abrazar a alguien, pero ese alguien tenía que ser Perlita. Si no me hubiera sobrado cobardía, por lo menos le habría dicho mi sentir, no que, en una de esas, El dueto Matamoros se marchó de ahí y no me enteré de más. Se había esfumado el amor de mi vida en manos de un maniaco, un mequetrefe, una basura. 

El cabaret se convirtió en un agujero pestilente, sin brillo y sin chispa. 

Y no solo yo pensaba así: por algo la clientela bajó y aunque empezaron a tomar medidas, tampoco resultaron porque a ese lugar se le fue su ángel; el ánima de Perlita era indispensable y al irse, las paredes rezumaron su tristeza y se llenaron de moho. El telón se hizo jirones por la falta del hálito de una reina que cantaba: a mí ya no, hoy se acaba aquí la tonta que se enamoró, pues el drama en tu comedia no funcionó, y te digo adiós…

El piano bar funcionó unos meses más, pero una vedette demandó al dueño por falta de pago y ganó el juicio y embargó lo que pudo; entonces se llevaron el piano. Me quedé flotando como una nube en un cielo cuajado de tristeza, aunque no faltó quien me tomara de la mano y me llevara a otro lugar, pero en ninguno me sentí a gusto. Tenía que seguir trabajando; dejé de ser un cuerpo y me convertí en una sombra que tocaba únicamente lo que leía en la partitura. Cuando alguien me reclamaba que no sentía alma en mi música, es que en verdad no la tenía, se la llevó Pepe junto con Perlita, pero qué iban a entender esas insensibles y peor cuando estaban borrachas de tantos desvelos, eran muy parecidas a mí, medrosas de llegar a sus lechos fríos llenos de alacranes. Me encargaba de tranquilizarlas prometiéndoles que a la próxima no tendrían queja y más tardaba en decirlo que en perderme en lo grisáceo de mis añoranzas que me obligaban a vivir por vivir. 

La sacudida que me dio la noticia de que El dueto Matamoros debutaría en ese nuevo cabaret, me puso nervioso. Algo me brincaba dentro de la garganta y no lo podía controlar, me tomé dos copas y eso que hacía mucho que no debía hacerlo, pero fue necesario. Esa vez me preparé a conciencia y resolví dirigirme a Perlita con mis palabras llenas de honestidad, prometí irme de rodillas hasta la villita a ver a la Virgen de Guadalupe, y me pondría a sus pies si intercedía para que un diminuto rayito de sol bañara a Perlita y le iluminara la inteligencia, y se diera cuenta que no se merecía el ultraje que el malasangre de Pepe le acometía. 

Ese viernes de debut el negocio estaba atascado. Era porque la vedete estelar, Lyn May, la mujer de las nalgas siderales y los ojos rasgados también debutaría, y tratándose de una estrella de semejante peso, los más lúbricos llegaron temprano para ocupar los mejores puestos. Querían estar cerca del escenario para lanzar la luz de sus lámparas de bolsillo a la entrepierna de la vedette cuando hacía el split

El dueto Matamoros hizo su presentación a eso de las diez de la noche y mi desencanto no tuvo parangón. Pepe llegó con otra cantante, una mujer lívida con cara de empachada; el sufrimiento lo podía oler a través del perfume de especias que usaba y su canto era de un color metálico que asesinaba las emociones. Su cabeza parecía estar cubierta de broza por el excesivo uso de químicos, quería verse rizada a fuerza: era un desastre. Pepe seguía idéntico y me tomé la libertad de comentarle al gerente que la pareja lucía mal, nada semejante a cuando estaba Perlita, y que dudaba mucho que tuvieran éxito. El gerente estuvo de acuerdo conmigo, no tenía queja de Pepe, pero su nueva acompañante dejaba mucho qué desear. Dijo que no se podía hacer nada porque Perlita había tomado su decisión. 

Necesitaba saber dónde estaba mi amor para ir corriendo a buscarla. Llevaría mis brazos listos para acunarla y rodearla de cariño, eso sí me sobraba, todo era cuestión de esperar con paciencia y agarrar desocupado a Pepe para preguntarle dónde dejó a Perlita.  Pero ese infeliz no paraba, seguía en danza a la caza de clientes para su nueva vieja sórdida que no creo que haya valido medio peso devaluado, aun así, la vendía, la trataba igual que a Perlita. Esa sabandija de Pepe seguía tan bizarro, enfundado en su levita y sus deslumbrantes zapatos.

Pasaron tres semanas desde el debut de Lyn May y, mientras los diarios hablaban de crisis económica, los parroquianos seguían abarrotando el lugar y la vedette estelar seguía recibiendo arreglos florales y frutales. La derrama de dinero era semejante a los ríos de champán que las mujeres tiraban en la alfombra incluso la mujer de Pepe; era como una sanguijuela para chupar el contenido de las carteras de los hombres, y Pepe siempre en imperturbable vigilancia. Las veces que me acerqué para hacerle plática, me respondía con monosílabos y repitió lo mismo que el gerente: que Perlita tomó su decisión. Ese desgraciado siempre habló sin voltear a verme, la mirada estaba fija en su mujer y los clientes. 

Hasta que tuve por fin una oportunidad dorada.

No abordé a Pepe, a quien habían invitado a una mesa y se pasó todo el tiempo haciendo chanzas y pidiendo champán. Su mujer quedó libre y fue a ella a quien abordé a bocajarro. Nunca nadie habrá de saber cómo se desprendió algo dentro de mí. Las palabras de Nora, la nueva mujer de Pepe, me desgarraron una vena que nutría mi ser de esperanza, y ella ni se dio cuenta. Esa señora casi me mató.

Contó que conoció a Pepe en Cozumel, El dueto Matamoros llevaba meses trabajando por la zona del Caribe y en una de esas Perlita terminó con él. Eso sí exigí que me lo dejara clarito, que fue ella quien tomó la decisión de terminar la relación y por lo mismo su andar se volvió taciturno. Se internó en las cantinas y derramó un diluvio de llanto sobre los pisos con aserrín. La falta de un cariño le empeoró la melancolía crónica que padecía y yo acá ignorando su paradero y no recibí ninguna señal, o quizá sí, pero como soy semejante al Hipólito de Gamboa, estoy ciego de la sesera y no la capté. Trémulo y lloroso le imploré a Nora que me contara qué había pasado con Perlita, en qué rincón podrido por la humedad de su llanto la podría encontrar para rescatarla y en un barco de estrellas pasearla, mimarla, adorarla.

―¡Ay, maestro Hipólito! ―chasqueó la boca Nora―; ¡Perla se suicidó!

Eso no era ni remotamente posible de aceptar. Perlita andaría haciendo surcos en los caminos espinosos de su mala vida, pero no habría sido capaz de eso. No era posible porque ella tenía un aura diferente, yo la tenía como una santa y por eso la amaba, y fui en exceso idiota por no haber actuado antes, pero esta vez iría hasta el culo del mundo a buscarla. Nora me miró frunciendo el ceño.

―Eso dijeron muchos, que ella no habría sido capaz de hacer lo que hizo.

Con esta frase Nora me estaba despellejando vivo y me cerró la válvula del oxígeno. Tuve una crisis hipoglucémica, y me perdí en un remolino de ansiedad. Me dieron todos los dulces que las artistas tuvieron a mano, me socorrieron, me consolaron, pero nadie tuvo la capacidad de sanar esa llaga en el pecho que estaba supurando un horror vivo porque no concebía que estuviera encadenado a sucesos tan fatales como mi densa soledad, y ahora había que sumarle que Perlita ya no pertenecía a este mundo. Nora insistió que ella estaba en esa cantina de mala muerte cuando Pepe fue a buscar a Perla, y en una mesa apartada la bañó de cerveza, pidió otra ronda y destapaba las botellas para echárselas encima mientras ella no paraba de llorar. Hasta ahí supo Nora lo que pasó. Más tarde, encontraron el cuerpo de Perlita colgado en el baño con un listón enredado en el cuello y pendiendo de un clavo. Sus pies apenas rozaban el suelo. La opinión pública puso en duda que se tratara de un suicidio y detuvieron a Pepe por haber encontrado sus huellas dactilares en los brazos de Perlita, pero algunas horas después fue liberado porque no encontraron pruebas sustentables para procesarlo.

Me quedé bloqueado, no sabía hacia dónde dirigirme. Aquella revelación me pudo haber hecho convulsionar. Con un retazo de voz le pregunté a Nora por qué andaba con ese currutaco que solo servía para romper, herir y dañar, y ella se encogió de hombros y volteó la cara para que no viera cómo las lágrimas le rasguñaban las mejillas y le desbarataban el maquillaje. 

―No sé. Creo que lo odio, pero no puedo desprenderme de él.

Alguien tendría que hacerse cargo de ese sociópata infernal, alguien tendría que tener el coraje suficiente para sacarlo de la jugada, alguien que fuera más valiente que yo; porque soy más pendejo entre una bola de pendejos promedio. Si hubiera habido un hombre con la dignidad incólume y los arrestos puros, Pepe habría tenido los días contados. Uno mejor que yo lo habría atacado de frente o por la espalda, qué más daba, un gargajo como ese no se merecía ninguna oportunidad porque eso no era parte de los ingredientes para cocinarse en el caldo de la desventura en el que chapaleábamos todos, esta vida nos eligió para irla sorteando así.

A mí ya no quedaba más tiempo, pero antes de expirar viajaría a Cozumel a regar con mi llanto las flores de la tumba de Perlita, y en mi camino inundaría la barca que mecería mi desolación hasta dejarla dormida. En mi lápida pediría que escribieran que sucumbí por la memoria de Perlita y de tantas otras que zozobraron a manos de esos proxenetas que, aprovechando que la soledad es una peste, envilecen a esas pobres que no saben estar consigo mismas, y las enredan, las marean, las engañan y las matan. Hipólito Sánchez.

FIN.