lunes, 2 de enero de 2017

¿QUIÉN CHINGADOS ES LETY GREY?



¿QUIEN CHINGADOS ES LETY GREY?












      ¿Quién? Una. Una pobre pendeja que tuvo la mala fortuna de nacer a pesar de los más de diez menjurjes que se tragó su madre para abortarla, la muy pendeja se aferró, quién sabe de qué resquicio desde el vientre que la envolvía, y quién sabe cómo se sostenía si no tenía garras, ni ojos, ni manos, apenas un parásito envuelto en una bolsa de líquido amniótico, y ¡no se salió! La muy pendeja. ¿Parásito? ¡Sí! ¡Parásito! ¡
     ¿Es o  no  un parásito aquel que no hace nada, y sólo absorbe y es alimentado a través de otro ser? ¡Sí! Como las garrapatas, las chinches. Suena fuerte, pero mi sobrino, estudiante de medicina y con magníficas ideas para hacer chistes y sarcasmos, e ignoro si es o no un comediante involuntario, dijo que sus maestros le dijeron eso. Si lo analizamos científicamente, eso somos antes de nacer. Bueno, hay quién después de nacer no hace gran cosa y sigue siendo un parásito y no hay que culparle. Es algo inherente que trae desde que fue concebido sin su voluntad. 
       ¿Ahora por qué Lety Grey?
        Si no puedes con el enemigo, te tendrás que unir a él. De ese modo no te quedarás sólo, echando garrotazos al aire con los ojos vendados, como cuando eres niño y te ponen a pegarle a una piñata. Ciego, con el hambre de triunfo y de dar aunque sea un sólo golpe, y de preferencia reventarla, para que caiga la lluvia de sorpresas que trae dentro, pero, bueno, a veces, quien la rompe no goza de tal festín, cuando se quita la venda ya hay una montaña de gente amotinada recogiendo las "ofrendas". ¿Y qué me dices cuando te quieren gastar una broma más pesada, y lo único que contiene la piñata es un puñado de harina? Peor ¿No?
         El "Grey" fue para poder parecerme aunque sea de nombre a esas mujeres hermosas, con las piernas y las nalgas requintadas de silicón, que más tarde las mató, las pudrió, las dejó marcadas, Aun algunas sobreviven, y hasta un documental anda rondando por ahí con el título de "Bellas de Noche" Hoy, ya ni de noche de día. El tiempo no perdona a nadie, y esto, ¡no lo inventó Juan Gabriel! escribió una canción bellísima pero no descubrió el hilo negro cuando escribió "abrázame que el tiempo avanza y el nunca perdona, ha hecho estragos en mi gente y hasta en mi persona". 
          En fin que don Alberto Aguilera Valadez, tuvo el buen tino de hacer canciones de todo tipo y ahora le adjudican frases creadas por los viejos que de tan viejo se hacen sabios, y dicen que él inventó la frase de que "Lo que se ve no juzga".
            Y volvemos al "Grey". Ese jodido "Grey" que muchos insisten que está mal escrito y dicen que TIENE que ser "Gray", La palabra sajona que significa "gris". No. En español la palabra grey, sí existe. Un ejemplo: Se unió toda la grey católica para hacer su celebración de la Semana Mayor. Otro: La grey artística convoca a todos aquellos agremiados interesados en las últimas reformas que se harán en el sindicato. Grey, gremio. Es lo mismo.
                 Mi primer nombre artístico, buscando algo fuerte y original, fue Leonarda. Más adelante buscaré periódicos, en donde aparece así en la publicidad de esos matutinios que quizá ni los estanquillos tenían tantos ejemplares, y estuve presente en un par de portadas vistiendo poca ropa, porque la política de ese periódico "moradito" llamado "El Fígaro" era tener en la portada a una beldad luciendo sus curvas. Como yo no las tenía, las inventaron. Yo era decepcionantemente flaca, pero uno de los colaboradores del diario llamado Giovanni Greco (quién sabe si ese era su nombre real) se prendó de mi voz, de mi persona, y tenía unos enormes deseos de que yo triunfara artísticamente. No lo logró. Ignoro cuando haya fallecido, pero siempre le voy a estar agradecida. A él, ya se le acabó el veinte y lo bajaron del carrusel de la vida y no creo que haya tenido tiempo alguno de protestar, y si acaso tuvo la intención de hacerlo, de todos modos ¡se acabó! ¡A chingar a su madre! como se dice a la mexicana. ¡And this is it! También dijo así Michael Jackson en el último show que ya no pudo presentar porque tuvo la mala idea de morirse antes. Se dice que mucha gente que adquirió los boletos para ese concierto tan sonado, no devolvió el "ticket" aunque no hubo concierto, porque se trata de una especie de reliquia, coleccionable, y que quizá los fanáticos conservan con mucho ímpetu.
          Yo, tras más de treinta años de carrera, no llegué a ser un monstruo como el Michael Jackson ese, persona que quizá, es tan amada por muchos, que si consiguen un poco de excremento, debidamente comprobado con ADN y todo, lo comprarían y pagarían lo que fuera a través de esas absurdas subastas donde le dan valor monetario a cosas que para algunos es basura, y para otros no. Como algún calzón sucio de preferencia de Marilyn Monroe.
            ¿Quién es Lety Grey? Así escribió mi último empleador que tuve en Estados Unidos en una revista llamada "Mi Raza Magazine" En Kansa City. Y ahí respondía a una serie de preguntas donde según yo describía la "gran personalidad" que era yo, el doloroso camino que hube andado hasta llegar ahí, a limpiar, a escribir, a editar, a asistir en lo que pudiera a las jóvenes que llegaban ávidas de triunfar en algún certamen de belleza, y bueno... no terminaría de decir todo lo que yo hice en esa revista. Fue un plan estratégico de aquel hispano emprendedor, que le ha ido bastante bien en aquel país donde llega mucha gente. Abandonan sus lugares de orígenes, incluso a la familia, con la firme promesa de volver por ellos, algunos vuelven otros ya no, Y todo "para ser alguien en la vida"
         Mucha gente, en aquel país solía decirme, mi mismo empleador me dijo: "Aquí tu eres doña nadien. Sí. "nadien" Y tenía razón. Y yo estaba ahí para entender por qué tanta gente estaba ahí  para ser "alguien" Esta palabra sí con "n" al final.
                Total que "Doña Nadien" se enfocó a trabajar muy duro, los primeros meses, después no le vi el caso. Vivía sola y no la pasaba mal con apenas 250 dólares a la semana. Más otros 100 o 60 que caían por hacer alguno que otro trabajo de cantante, de limpieza, de maquillista, etc. Así que en ese sentido, no me fue mal.
                   Grey, es un acomodo, ya que al principio fue Greg. Sí, por un hombre o no sé que cosa sea monstruo llamado Greg Nelson. Nacido en Lake Tahoe California. Me dio posada a cuando yo tenía 17 años y no tenía donde albergarme porque andaba sola en la capital de la República. Yo, era protegida por un sacerdote llamado Víctor, y no recuerdo su apellido, pero se hartó de mi, y razón no le faltó, porque yo no quería ser religiosa. No tenía la vocación y siempre fui muy rebelde. Así que, aprovechando que el sacerdote era el jefe de la materia de "Ciencias Religiosas" me iba a la Ibero, esa escuela esnobista donde tuve ¿la fortuna? de conocer en persona a Paulina, la hija del presidente de ese tiempo, José López Portillo. Era una chica guapa, de ojos azules, muy delgada y muy alta, y quizá aprovechando el alto mando ejecutivo de su papá, lanzó un disco que tuvo éxito en aquella década. "Desilusión" se llamaba el tema, y apenas si era una palabra llena de verdad, porque los mexicanos vivimos una enorme desilusión cuando su padre nacionalizó la banca y nos dejó endeudados de por vida. La chava era de lo más sencilla y buena onda. En la cafetería de la Ibero, siendo yo una chiquilla de 16 años, me juntaba con aquellos juniors que tocaban la guitarra y cantaban canciones de "Los Beatles", y cuando llegaba Paulina Portillo, pues, más grande se armaba la fiesta. Alguna tarde yo canté un par de canciones, escritas por mi, con esa guitarra que no supe de quién era y recibí muchos elogios y aplausos. Y Paulina, la hija del presidente me felicitó. Y de ahí no pasó.
       Una vez que fui lanzada a la chingada por el padre Víctor no me quedó más que buscar trabajo de empleada, de secretaria para ser más exactos. Me alteré la edad, 18 años, para poder obtener mi cédula cuarta (hoy ya no existe)
         Cuando canté aquellas tardes en la cafetería de la Ibero, me sonreía mucho un muchacho enorme con ojos azules que parecían cuentas de cristal y no ojos reales, llevaba barba y bigote. Era norteamericano. Recuerdo con su magnífico acento en español me felicitó y me dijo su dirección. Me la escribió en un papel. Vivía en la colonia doctores. Alguna vez se me ocurrió buscarlo y sí lo encontré. Me dio asilo en su casa, porque vivía en un departamento vacío, donde sólo ocupaba una recámara y la cocina. Todo lo demás estaba vacío. Así que no le pesó prestarme cobijas para que me acomodara en el rincón que quisiera y así, me ahorraría el pago de la renta. Nunca me faltó al respeto. Estaba consciente de que yo era menor de edad y que si bien, me había alterado la edad para poder trabajar como empleada, él sabía que yo era menor de edad. 
       Llegado un momento se volvió a su país. Lo lloré como si se hubiera muerto. ¡Nunca lo iba a volver a ver y fue un gran amigo!  Bueno, no sé si buena o mala persona era porque lo traté poco. Pero me tendió la mano y eso fue bueno. Nunca me pareció correcto que se presentara a la Iberoamericana sin pagar la colegiatura. Era "oyente" de algunas clases de medicina. Ignoro si en la Ibero se estudie medicina. También me decía que daba clases de Inglés en algunas empresas donde requerían que los empleados enriquecieran sus conocimientos con el Inglés, ese idioma que "nunca sobra".
        En cuanto tuve los 18 años reales no dudé ni por instante conseguir trabajo de cantante y lo obtuve. Fue en un cabaret. El inmueble lucía bien. Era elegante, con mobiliario fino, tapices de terciopelo, casi todo en rojo, alfombras muy mullidas, orquesta en vivo, pero, para todas las que trabajaban allí, sólo era un "putero" donde podían prostituírse y cobrar más caro "el acostón" porque se meneaban en una pista escénica. 
         Yo, Leonarda, con una voz muy delicada y un cuerpo escuálido no destacaba. Y me decían que no coincidía el nombre Leonarda con un cuerpecillo menudo y frágil. Yo, conservé los datos de tal Greg Nelson y le escribí un par de cartas. Sólo para notificarle que ya era artista, y que ya podían burlarse todo cuanto quisieran aquellos que no creían que lo lograría por ser tan flaca y tan fea. Recuerdo que me contestó una carta, que apenas si leí, y me deseó éxito. Para mi mala fortuna, la siguiente carta la recibí por medio de una amiga. Ya no vivía con ella, pero conservo mi correspondencia, que no era mucha, sólo fue esa carta. Y por esta carta me entero que el tal Greg Nelson, estaba de regreso en México y que vivía en el mismo edificio, pero no el mismo departamento. Estaba como huésped en la casa de un vecino. Lo fui a saludar y me dijo que se le conseguía trabajo en el cabaret y no fue complicado ayudarle. Si él me ayudó, no veía porqué yo no podía ayudarle. Se lo presenté al gerente y le dio trabajo de "garrotero" Se oye feo, pero garrotero es un ayudante de mesero. Se encargaba de mantener los ceniceros limpios, y asistir en lo más posible a los meseros. Apenas si duró una semana haciendo eso. Enseguida lo "ascendieron" a mesero y aunque ese tipo de personal no contaba con un centavo como sueldo, estos ganaban mucho dinero con las propinas y "bolseando" a los borrachos que  cabeceaban en sus mesas, abandonados a su suerte por su pendejismo y su puta irresponsabilidad. 
      No había vieja del cabaret que no terminara con los calzones húmedos soñando con las caricias del gringo. Este las ignoraba. Hasta a mí me ignoraba, pero yo ni al caso. Estaba tan entusiasmada con mis estudios de danza, de arte y demás, que lo menos que quería era una distracción de esa índole. Apenas si me enteré que se hizo amigo de un chileno, un joven muy amable que se encargaba de manejar las iluminación del escenario.
       Y sucedió una noche. Yo, casi nunca tenía dinero para gastar en un taxi porque todo se me iba en pagos a escuelas, partituras para los músicos, vestuario, etc. Siempre esperaba el metro, dormitando en el camerino para que se diera la hora. Alguna vez, sí tuve dinero porque recibí propinas una noche que la gente no prestó atención a las piernas falsas y les interesó mi voz. Recogí el dinero, como cuando se rompe la piñata. Y me quise dar el lujo de regresar a mi sórdido cuartucho, en el que casi siempre me despertaban las tortas de cal que se desprendían de la pared cuando me caían en la cara. 
       Y ahí sucedió. Un golpe seco me sacó de la acción. Cuando abrí los ojos el hecho estaba consumado. Me quitó el dinero y me despojó de esa puta virginidad que tanto cacareé por pendeja y presumida. Y creo que hasta aquí voy a dejar la historia. Como ya no era Leonarda, sino la "orquídea" porque, poco lo tomé en cuenta, pero este desgraciado me regaló una orquídea alguna vez, todas empezaron a decirme "Orquídea" y a veces "Orcas" "de cariño". Me odiaron. ¿Por qué a mí y no a ellas que se meaban a gotas por él? Quién sabe. El se encargó de negarlo. Y aunque el delegado de la ANDA me apoyó para poner una denuncia, que no pusimos porque un abogado dijo: "Jamás creerán que  una puta de un cabaret es violada" se desistió del asunto. No tenía testigos, y aunque me dijeron que los testigos "se podían fabricar" este sujeto tenía mucho material para fabricar testigos a su favor: SUS ADMIRADORAS. Y fue por eso, que dejé de ser Leonarda. Usé mi nombre real: Leticia, pero reducido a Lety. (significa alegría) y fue Lety Greg. En nombre de mi autor. Para que quedara para siempre, si es que duraba el nombre de la afrenta sufrida. Pero nunca pudieron decir Greg, con "g" al final, siempre decían Grey, o como ya dije "Gray". Y aquí les respondo, y espero que quede claro, quien chingados es Lety Grey. 


Aquí, la historia muy pequeña y adaptada a un talk show. El Palenque de Enrique Santos.
Con la gran actriz LAURA JERKOV Y MI GRAN COMPAÑERO CARLOS DONALD.

"DESILUSION" Tema escrito e interpretado por Paulina 
hija de quien fuera presidente de México
José López Portillo.

                    
               
          

             








DIALOGO ENTRE UN HOMBRE Y DIOS ¡SÍ! DIOS







DIALOGO ENTRE UN HOMBRE Y DIOS ¡SÍ!
DIOS












        Heme aquí Señor. Estoy a tus pies, derrotado y humillado. Tus otros hijos me han hecho el peor de los daños. Suponiendo pues, todo eso que se dice, que todos somos tus hijos, y que todos somos hermanos, y que nos amas a todos por igual ¿Por qué lo has permitido?
         Y Dios contestó: Sí. Todos son mis hijos, y a todos los amo por igual. Todos esos que te han humillado y te han hecho caer, se los he permitido porque tal y como tú lo has dicho, los amo. Les he concedido sus deseos. ¿Cómo yo, amándolos tanto, he de negarles lo que desean?
        Y el hombre dijo: Pero a mí me ha dolido. ¿Es que entonces los complaces a ellos y a mí no?
           Y Dios contestó: ¿De que modo quieres que te complazca?
          Y el hombre dijo: ¡Castígalos! Dices que me amas, que soy tu hijo, y yo deseo que los castigues.
          Y Dios dijo: No puedo castigarlos. Los amo. Yo no soy como tú. No te olvides que tú mismo lo has reconocido. Los amo. Es tal mi amor, que no puedo, no quiero castigarlos. Castígalos tú, porque eres tú quien tiene ese sentimiento de odio. Yo no. Yo no soy como tú. Yo no siento igual que tú. Yo soy amor, amor de verdad.
                Y el hombre dijo: Apenas puedo creerlo. No te entiendo. Dices que no puedes castigarlos porque los amas, que no quieres castigarlos porque los amas, es que ¿a mí no me amas?
                  Y Dios dijo: Te amo infinitamente, tanto como a ellos. Lo que te han hecho, lo que hacen, y seguirán haciendo me duele profundamente. Me hiere de una manera inimaginable verte sufrir. Pero también me duele que no tengas mi capacidad de amar. ¿Por qué no los perdonas como yo los perdono?
                      Y el hombre dijo: ¿Es que debo perdonarlos?
                       Y Dios dijo: ¡ Sí ! debes amarlos aunque te sobajen y te humillen, luego entonces, ese amor te conducirá al perdón.
                 Y el hombre dijo: ¡Es que no puedo! ¡Me han desgarrado el alma! ¡He sufrido las peores humillaciones!  ¡Me han vejado! ¡Han escupido sobre mi alimento! ¡Han levantado calumnias sobre mi persona! Se supone, que incluso los que más debieran amarme, es decir mis padres, me azotaron y me echaron a la calle, no me brindaron soporte alguno aun cuando lo necesité porque era yo un chiquillo indefenso... ¿Cómo quieres pues que perdone eso ? ¿Y encima tú ? No me consuelas, no me complaces.
                    Y Dios dijo: Yo te consolaré todo el tiempo que necesites porque te amo. ¿Complacerte? Es decir, ¿que derrame mi ira hacia a aquellos que tu odias? No. Eso no lo voy a hacer. Yo voy a estar aquí siempre. Cada vez que llores por todo lo que te hacen, y vengas a mi llorando, yo te consolaré porque te amo. ¿Eso no es suficiente?
                 Y el hombre dijo: Has dicho que  complaces sus deseos de hacerme daño porque los amas, y a mí no me complaces ¿ por qué?
                   Y Dios dijo: Ahora me ofendes. Derramas tu ira y tu frustración hacia mí. Me ofendes en el momento en que vienes lleno de rencor, al amor de los amores y le pides cara a cara que te complazca haciéndole daño a mis otros hijos...
                       Y el hombre dijo: Yo no te ofendo. Sólo pido tu justicia.
                      Y Dios dijo: No sólo me ofendes, sino que me decepcionas. Del modo en que, según tú, has venido humillado y derrotado a clamar venganza, así vinieron los otros. ¡No tienes idea cuánto me ha dolido! Y ahora tú, eres uno más, has venido a herirme tú también. Ahora soy yo quien te pregunta ¿ en herirme de ese modo, que interesas? Ya te dije que soy el amor de los amores, que soy amor de verdad. Soy Dios. Anda vuelve al mundo al que te envié que ya te llamaré cuando decida que vuelvas aquí conmigo, aquí entenderás todo. Vuelve allá con ellos, y arréglatelas como puedas, sin olvidar, que te amo infinitamente.