viernes, 8 de julio de 2022

Reto #21 "CONFESIÓN" O lo escuchas o lo confiesas

 (Hice dos)

EL PREMIO.

No sé si respondí correctamentamente el "sin pecado concebida" cuando el padre me dijo: "¡Ave María Purísima!" soltando un suspiro, no sé si de cansancio o de excitación, pero se oyó raro. Debía decirle la verdad, aunque la culpa aún me pesa como si toda la energía del sol la llevara sobre mi espalda, me arde, me parece que luzco jorobada de ansiedad. Más qué otra cosa debía hacer sino decir la verdad. Yo le cambié el billete de lotería, mi marido estaba dormido, como siempre, borracho, y yo me di cuenta que su número salió premiado y el mío no, y es que cada quince días compramos un cachito para ver si la suerte se acuerda de nosotros y nos envía un minúsculo saludo; esta vez sí lo ha hecho, pero creo que lo saludó a él, ¿o a mí? ¡Fue a mí! Él estaba dormido de alcohol, yo estuve alerta, padre, le dije, y él solo dijo "ajá", yo prometí dar un buen donativo a la Iglesia y el cura volvió a decir "mjú", y no me preguntó si estaba arrepentida, si me confesaba porque algo me rebullía en la consciencia, me despidió recitando a susurros algo ininteligible y no me puso penitencia ni nada; lo más audible que me dijo fue "vete ya, hija" y cerró el visillo del confesionario.

***

He hecho votos de silencio, he jurado mi fidelidad ante el Todopoderoso que debiera ser lo que más ame en esta vida y hoy, justo hoy que me siento tan hastiado de tanta opresión, de reprimir todo cuanto mi cuerpo desea, viene esta vieja y me dice que le cambió el billete de lotería que se ganó mi amado Mauricio. ¡Cuántas veces me mortifiqué después de amarnos! ¡Cuántas lágrimas de ácido han surcado mis mejillas por esta pasión malsana! Y ahora me pregunto por qué debo ser yo quien me trague esta verdad amarga que podría dulcificarnos, a él y a mí, que viviríamos plenamente y gritaríamos a los cuatro vientos nuestro infinito amor y al tiempo le pregunto al Altísimo quién, de entre ella y yo, se merece el premio...

FIN.

II

TODO SE VALE

Debería decírselo, ¿qué puede pasar? Pero no, tal vez la resulta no sea favorable, para mí, obvio. Pero, ¡qué más da!, se lo diré. Así le demostraré mi sinceridad. Que en esto, aplica el lanzarse con todo con tal de salir  enarbolando la victoria, le diré que mi cariño es sincero, que no he sido desleal, pero que el amor a uno mismo es primero... bueno, no sé a qué le temo, si ya está hecho y de algún modo se dará cuenta, pero francamente quisiera decírselo yo; mejor si se entera por mí porque seguir teniendo su contacto me conviene. Es vivaz, tiene carisma, le conoce mucha gente y, se dice, que tiene futuro.


Ya se acerca, luce tan alegre, transpira una frescura primaveral y su sonrisa, ¡por Dios!, ese nácar que brilla y compite con el fulgor de sus ojos. Temo. Sudo. Que tal que ese brillo ocular se torne en ígneas lanzas contra mí al enterarse de la verdad. Mejor me voy, me desentiendo del asunto y diré que no me percaté de su llegada. Pero he dudado mucho, ya sabe que le he visto, por eso sonríe y camina con altivez hacia mí. Es mi perdición...


-Entre buenos amigos las explicaciones sobran -me ha dicho.


-Se supone que sí -sonrío a medias.


-Perdóname, la cagué contigo y te lo deberé de por vida...


-¡No te entiendo! -reaccioné con nervios.


-Ya lo entenderás, del mismo modo que comprenderás que si te lo deberé, es porque no pienso pagarte jamás.


-Me estás asustando.


-No te hagas, sabes perfecto que quisiste ponerme el pie adelante...


-¿Yo?


-Ya no te preocupes. No trabajarás en el filme ni tendrás que soportar al productor, lo 

odias, ¿no?


-Sí, pero...


-¡Nada!, por ti supe cómo encontrarlo, grabé tus comentarios en torno a él. Sé que te eligieron para el papel, pero ya no lo tienes más. Mañana te avisarán que estás fuera... me han contratado a mí... ¡lo siento!


-¡No lo sientes!


-¿Cómo lo sabes?


-Porque, en efecto, te querían a ti y mentí diciendo que andabas naufragando en las drogas... pensaba pedirte perdón... ¡ese era el papel de mis sueños!


-¡Hasta en eso te llevo ventaja! Yo no tengo pensado implorar perdón...


-¿Cómo pudiste hacerme esto?


-Igual que tú, haciéndolo...


-¡Qué sangre tan fría!


-Sí. Eso que dije, "lo siento", fue un decir...


-¡Eres una mierda! ¡Tú y toda esa producción son excremento!


-¡Voilá!, también he grabado eso que has dicho. Y bueno, voy a la terraza, necesito "arreglarme" con unas inhaladas... tú sabes...

FIN.